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Juan Laham era concesionario de una cantina en un club y, a partir de la cuarentena y el cierre de actividades, empezó a cocinar minutas, pizzas, empanadas, y su especialidad de sfijas (empanadas árabes), en su casa, y sus cuatro hijos se encargan de entregar los pedidos a domicilio.

«Tuvimos que reinventarnos, y además ofrecerle un servicio a la gente que cuando llegaba al club nos encargaba comida para llevar y cenar en su casa», dijo Lahan, que sostuvo que están esperando la habilitación de PedidosYa, pero que por ahora «mis hijos hacen las entregas».

Martín Guerrero es un conocido DJ de Mendoza, su empresa de musicalización, iluminación y sonido para eventos se quedó sin actividad por el coronavirus, y como disponía de dos camionetas para trasladar los equipos, decidió ofrecer el servicio de fletes. «Nos pidieron que traslademos barbijos, alcohol en gel y máscaras faciales», contó y ese pedido los alentó a distribuir esos insumos.

Andrea Kaltmayer y Walter Sorrentino son matrimonio y hacen delivery de alimentos naturales con la consigna «del productor al consumidor»: «Nuestro microemprendimiento comenzó aproximadamente hace 4 años con el concepto de Delivery 100 por ciento», contaron.

«Inesperadamente –agregaron- esta cuarentena a nosotros nos benefició obviamente, pero a la vez nos generó un poco de descontrol operativo, ya que seguimos teniendo la misma estructura pero con mayor demanda de entregas».

María Dolores Jardel y Nicolás Sánchez Cores están detrás de Manda La Fruta, un proyecto que iniciaron hace 7 años vendiendo frutas y verduras orgánicas, y que también se vio alentado por el aislamiento: «Debido a nuestra experiencia en eventos y catering, nos resultó sencillo adaptarnos a las normas de seguridad. Todos los días adquirimos los productos del día, no hacemos almacenamiento en frío así podemos ofrecer todo bien fresco. Los pedidos los tomamos por Whatsapp y estamos entregando dentro de las 48 horas», comentaron.

Juan es repartidor de PedidosYa y le dijo a Télam: «Desde la pandemia, creció mucho nuestro trabajo. Yo hago en promedio 40 entregas por día y además de que ganó un fijo por cada una, me pagan un extra por kilómetro entre el local y el cliente».
Por su parte, Martín, de Uber Eats, explicó: «Yo estudio Administración y como tengo mi moto, antes trabajaba solo los fines de semana. A partir de la cuarentena, y con la facultad cerrada, empecé a llevar pedidos por las mañanas y hago entre 15 y 20 despachos».