La Odisea es un poema homérico, es decir atribuido a Homero, que narra las aventuras de Ulises en su intento de regresar a Ítaca tras la guerra de Troya. Contiene 24 cantos en los que el autor explora temas como la astucia, la lealtad, la justicia y el destino.
La historia comienza cuando Ulises, también llamado Odiseo e hijo del rey de Itaca, Laertes, y Anticlea, permanece atrapado en la isla de la ninfa Calipso, quien se ha enamorado de él. Mientras tanto, en Ítaca, su esposa Penélope y su hijo Telémaco enfrentan a los pretendientes que han invadido su hogar.
Luego de ser liberado, Ulises emprende el regreso, una verdadera aventura durante la cual el héroe deberá sortear el canto de las sirenas, atándose a un mástil, navegar entre los peligros que representan Escila y Caribdis y enfrentar a las brujas Circe y al cíclope Polifemo.
Estos retos pondrán de manifiesto las cualidades de Ulises quien prefiere la astucia sobre la fuerza, que mantiene su fidelidad a Penélope y que muestra una especie de autodescubrimiento personal durante el viaje.
Qué hizo Ulises cuando el cíclope quedo dormido
Al navegar hacia Ítaca, los barcos de Ulises atraviesan un mar en calma, con buen tiempo. Estaban lejos de la isla de los Iotófagos, se acercaban a Grecia, pero habían agotado casi todas sus provisiones. Entonces, decidieron bajar a tierra en busca de agua y alimento.
La isla donde desembarcaron era magnífica porque estaba llena de manantiales y había buena caza. Ulises y su docena de hombre observaron una serie de cuevas y entraron en una de ellas para ver qué había.
En la cueva encontraron trozos de quesos gigantescos y vasijas de leche del tamaño de una bañera para tres personas, además de una gran manta tendida sobre el suelo y de restos de una hoguera. Hambrientos como estaban los hombres comieron algo de queso y tomaron leche, además de descansar un rato.
Entonces, fueron sorprendidos por el dueño de la cueva: Polifemo, el gigante de un solo ojo, que había matado a Acis por el amor de Galatea.
Polifemo era hijo de Poseidón, Dios de los mares. Y vivía en esta isla de cíclopes, unos gigantes crueles, dedicados al pastoreo y desobedientes de los dioses.
Polifemo sorprendió a los hombres y mató a dos de ellos. Ulises era el único que soportaba con valor lo que ocurría e, incluso, le habló al cíclope para explicarle que eran guerreros que venían de Troya y que apelaban a las leyes de la hospitalidad. De lo contrario, dijo, Polifemo sería castigado por los dioses.
El plan de Ulises para vencer al gigante
El argumento fue inútil y Polifemo mató a otros dos hombres a quienes engulló de un bocado. Entonces, Ulises ideó un plan para liberarse del cíclope. Al ver que este vertía leche en una bandeja le ofreció el vino que traían consigo
Polifemo, quien nunca había bebido alcohol, probó el vino y tomó varios vasos hasta agotar la bebida, que agradeció. Sin embargo, cuando Ulises le pidió que los liberara, Polifemo se comió a otros dos hombres de la tripulación.
El cíclope se quedó dormido de tanto tomar vino y Ulises y los hombres que le quedaban aprovecharon para atacarlo.
Sacaron sus espadas, pero en vez de pinchar al cíclope, tal como les ordenó Ulises, las usaron para hacer una estaca con un tronco.
Mientras Ulises le abría el párpado, dejaron caer la estaca en el único ojo de Polifemo. El cíclope se quedó ciego y Ulises y sus hombres pudieron escapar de la isla, ya camino al regreso triunfal en Itaca.
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