La cantidad de raciones entregadas en comedores y merenderos del área metropolitana de Buenos Aires se triplicó desde el comienzo de la cuarentena por la pandemia de coronavirus, según organizaciones sociales que aseguraron que si bien se incrementó la ayuda estatal, muchas veces no dan abasto para cubrir la demanda.
Tras el anuncio del aislamiento social, preventivo y obligatorio para mitigar la propagación de la Covid-19, se lanzaron una serie de medidas estatales para reforzar las políticas alimentarias y de emergencia social, como los bonos para jubilados, el aumento para beneficiarios de planes sociales, para el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) y el incremento en el monto de la tarjeta Alimentar.
El Ministerio de Desarrollo Social de la Nación destina unos 13 millones de kilos de alimentos -5 millones de kilos más que en diciembre de 2019- a los comedores de todo el país, precisaron fuentes de Gobierno a esta agencia.
A la par de estas medidas estatales, la cantidad de personas que se acercan a los comedores a buscar su vianda de comida se triplicó, según estimaciones del Movimiento Evita, Barrios de Pie y La Poderosa, organizaciones con amplia presencia en territorio, que fueron consultadas por Télam.
«Muchos vecinos tienen trabajo no registrado, changas, o son empleadas domésticas, albañiles, cartoneros, trabajan en ferias o trabajan ´en negro´ y no tienen permiso para circular; entonces no están laburando», explicó a Télam Patricia Cubria, diputada provincial por el Frente de Todos y referente del Movimiento Evita.
En este sentido aseguró que la cantidad de raciones que se preparan se «triplicó» y que «el problema de la tarjeta Alimentar» es que para utilizarla «hay que acercarse a lugares con postnet, porque los kioscos o almacenes chicos no tienen y no se puede salir».
Y señaló que «la situación en muchos barrios es una olla a presión. Los vecinos se ayudan entre ellos con una enorme solidaridad que no tiene nadie, no sólo con la comida, también se hacen trámites, se ayudan con las compras».
Por su parte, Mauro López, coordinador provincial de Barrios de Pie confirmó el aumento en la cantidad de porciones que se sirven en los comedores y remarcó que «antes iban chicos a pedir comida o tomar la leche y ahora se piden porciones para toda la familia».
«Hoy en día los comedores dan respuesta a lo que pueden, no pueden hacerlo con toda la demanda porque no cuentan con tanta mercadería», dijo el referente de la organización que en la provincia de Buenos Aires «cuenta con 980 dispositivos de asistencia».
Asimismo, contó que en cuarentena y para impedir que las personas que van a buscar sus viandas se amontonen y no respeten la distancia social obligatoria, comenzaron a repartirlas por las casas y esto «permite además tener un ida y vuelta con los adultos de las familias y así determinar las problemáticas urgente de cada barrio».
López defendió las medidas de gobierno nacional, pero advirtió «problemas» en la articulación de la respuesta en algunos distritos porque «falta coordinación en el territorio, en los municipios».
«Esta semana empezó a circular más gente, por necesidad. Los que lograron obtener el IFE recién lo están cobrando, además la inflación se comió mucho de los bonos, se vive semana a semana», detalló López.
Además de los dispositivos de las organizaciones sociales, en muchos barrios empezaron a armarse «ollas populares de vecinos que buscan donaciones, cocinan y reparten. Ven la malaria y se organizan», añadió.
La Poderosa, organización social que cuenta con espacios en todo el país, coincidió en que se triplicó la demanda en comedores desde el 20 de marzo -inicio del aislamiento social- y consideró que «sólo en los últimos 10 días se incrementó en un 40%».
«El gobierno de la Ciudad nos baja mercadería, pero no alcanza. Antes (de la cuarentena) salíamos a vender revistas, las que hacemos para pagar la garrafa y lo que faltaba, pero ya no podemos salir, entonces dependemos de las donaciones», compartió Victoria Rodriguez del comedor Gustavo Cortiñas, de la Villa 31, del barrio porteño de Retiro.
La mujer que todos los días prepara comida para 450 personas definió como «crítica» la situación en su barrio, ya que hay muchas personas «que se quedaron sin trabajo, otras que hacían changas, o ponían puestos en las ferias o que trabajaban en casas de familia y ya no pueden hacerlo. Acá la gente está pasando hambre».
Por su parte, Ramona González del Merendero Carlos Bustos de la Asamblea de La Poderosa de Villa Fátima, de Villa Soldati, estimó que los alimentos que reciben «son poco nutritivos como harina, fideos, y para muchos de los pibes del barrio ésta es la única comida del día».
«Recibimos ayuda de los vecinos, los carniceros nos dan una mano y también donaciones de afuera. Antes del aislamiento hacíamos una olla por semana para 130 personas y ahora hacemos cuatro veces por semana y para 260», precisó.
«A veces tenemos que anotar en lista de espera porque no tenemos más comida, se nos parte el alma pero hacemos lo que podemos. En el barrio hay mucha necesidad, muchos de los vecinos vivían del día a día», resumió.
La organización estimó unos 4.000 comedores en la Ciudad, entre los habilitados y «los no oficiales», en tanto, el Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat porteño precisó que distribuye comidas en 562 puntos entre: Comedores (471), Centros de Primera Infancia (75) y Jardines Comunitarios (16).
La cartera aseguró que estos lugares se mantienen «abiertos para brindar un plato de comida a quien lo necesite», aunque para evitar el contacto entre personas se cambió la modalidad de entrega y las porciones se sirven en recipientes de plástico y se envía un kit de limpieza.
La fuente oficial recordó que tras «la suspensión de la asistencia a las escuelas, los comedores barriales fueron sumando demanda» por lo que «se incrementó en un 30% promedio la cantidad de alimentos para el total de los comedores, en un contexto de extrema dificultad para los sectores más pobres».