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Más de un centenar de familias que viven mayoritariamente de la pesca y la caza de nutrias y carpincho en las islas del Río Paraná a la altura del partido bonaerense de Baradero recibieron provisiones en sus hogares en un operativo de asistencia social y sanitaria en el marco del aislamiento social y obligatorio para prevenir la proliferación del coronavirus.


Ayuda humanitaria para las poblaciones aisladas en el Ro Paran

Estas familias de isleños viven aisladas en las márgenes del delta del Paraná, y en su gran mayoría sobreviven gracias a la pesca, ya sea comercializando lo que pescan o guiando excursiones, de la caza de nutrias con trampas para comercializar las pieles, el cuidado de ganado ajeno o la caza de carpincho que forma parte de su dieta.

Muchas de las actividades que le reportaban a estas familias algún tipo de ingreso monetario fueron suspendidas desde el inicio del aislamiento social hace cerca de dos meses, por lo que el municipio del partido bonaerense de Baradero coordinó con la Armada Argentina el operativo social y sanitario que se extendió durante el martes y miércoles

El buque multipropósito «Ciudad de Zárate» de la Armada Argentina, con 34 tripulantes a bordo y funcionarios municipales, encabezó el despliegue del que también formaron parte la lancha patrullera «Río Santiago» junto a dos lanchas tipo «Guardian» y seis botes semirrígidos pertenecientes al Batallón de Infantería de Marina 3, que sumó al operativo más de treinta efectivos que se ocuparon del desembarco y entrega de las provisiones a cada una de las familias.

En las orillas de la quinta sección del río Baradero, un isleño salió remando en su canoa verde al encuentro de los botes de la Armada; contó que tiene 79 años, es diabético y sufre de úlcera gástrica, pero que no recuerda la última vez que recibió asistencia sanitaria.

También le preguntó a los funcionarios municipales que acompañaban el operativo por el Ingreso Familiar de Emergencia del que «había escuchado hablar en la radio», y aseguró no percibir ningún tipo de pensión o beneficio.

Algunos kilómetros río arriba, los botes del operativo se detuvieron en el hogar de Ismael y Mabel, un matrimonio de adultos mayores nacidos y criados en las islas; él es un marino mercante retirado que cobra una jubilación mínima y que afirma: «Mi mujer conoce este río mejor que yo».

Hace un tiempo, Ismael ayudaba a su cuñado a pintar su cabaña y accidentalmente le cayó cal en el rostro. El marino retirado debió subirse a su bote con la mitad del rostro cubierto y navegar cuatro horas para llegar al hospital más cercano, demora que termi 

 nó con la pérdida de su ojo derecho.

Ismael contó: «Con Mabel nacimos, nos criamos y nos conocimos en estas islas, los dos pudimos terminar el secundario y yo trabajé toda mi vida embarcado; juntos construimos una familia desde hace 45 años y hoy mis hijos también están en la marina mercante».

En otra isla, Juan José Goyena, de 72 años, y su esposa María del Carmen esperaban a los botes parados sobre un muelle de troncos del que se veían hasta los cimientos debido al bajo caudal del Paraná.

«Acá en la isla se vive con mucha tranquilidad, nosotros somos puesteros, nos traen las vacas en un buque, nosotros las cuidamos en la isla y después vuelve el dueño de las vacas con otro buque y se las lleva», contó Goyena.

En la misma isla vive una de las hijas de Juan José y María del Carmen, Evelyn, que tiene 27 años, cuatro hijos y un marido que trabaja embarcado en buques mercantes y la visita algunos días al mes.

Evelyn contó a Télam que «la pandemia nos desorganizó un poco la vida, porque a los tres chicos más grandes los pasaba a buscar la lancha del colegio a las 8 de la mañana y entraban a clases cerca de las 10, salían de la escuela casi a las 14 y después de las 15 llegaban a casa; y yo tenía ese tiempo para hacer cosas de la casa y atender al bebé que recién cumplió tres meses».

«El único inconveniente de vivir en las islas es que ante cualquier necesidad uno tiene que salir con la lancha para una urgencia médica. Lo más cerca que tenemos es media hora de navegación hasta la ciudad entrerriana de Ibicuy y si el Paraná está bravo uno puede tardar más y es más peligroso», finalizó.

El secretario de Desarrollo Humano del partido bonaerense de Baradero, Juan Ramos, acompañó parte del operativo y dijo a Télam que «en estos dos días se asistieron cerca de 120 familias, se aplicaron más de 40 vacunas antigripales a personas que forman parte de los grupos de riesgo, y se distribuyeron seis toneladas de alimentos».

«Este operativo no se podría haber llevado adelante sin la colaboración de la Armada Argentina para llegar con sus buques, lanchas y personal a familias e isleños que no son alcanzados por otros programas de asistencia», completó.