Frulla se consolid como investigadora principal de las misiones con antenas radares.
Frulla, una de las referentes más importante del proyecto que lideró la construcción del satélite, es doctora en Ciencias Físicas e investigadora de la Conae y fue seleccionada para administrar la Gerencia de Observación de la Tierra de la Misión Saocom.
«Desde mi espacio surge este satélite. Nosotros pusimos los requerimientos», comentó la investigadora en conversación con Télam, y clarificó que cuenta «con un grupo de ciencia que hace los análisis y otro que hace los desarrollos, en total unas 34 personas que constante y diariamente trabajan en el proyecto y algunos becarios -muchos del Conicet- que en el transcurso de sus tesis doctorales realizan investigaciones que les requerimos en el marco de lo que necesitamos», dijo Frulla.
Su trayectoria
«Nunca me imaginé que iba a llegar a estar en semejante situación», contó la científica al precisar que en general, aún sigue siendo baja la proporción de mujeres que trabajan en la Conae», de hecho, en su equipo de trabajo «solo cuatro son mujeres», indicó.
«Yo no podría decir que mi trabajo se ve limitado por mi condición de mujer -aclaró la investigadora-, pero a veces hay una diferencia. Las diferencias existen, porque es una cuestión cultural, muy arraigada en nuestra sociedad. Todas las mujeres tenemos que ganarnos estos espacios y eso -por lo menos en mi caso- se logra con respeto profesional», y añadió que «en general los hombres a mi cargo reconocen mi autoridad, tenemos buen diálogo y finalmente estamos bien».
Laura Frulla, porteña, egresada en la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA con especialización en correcciones atmosféricas en bandas ópticas, está casada y tiene una hija de 23 años y, según confiesa, su día a día -especialmente durante la cuarentena y a pocos días del lanzamiento del satélite- no abunda de tiempos libres.
«Por esas cosas de la vida, mientras estaba estudiando, me contacté con el doctor Antonio Gagliardini -ya fallecido- que fue mi profesor y director de mis tesis de licenciatura y de doctorado. Él estaba abocado al tema de los satélites y él quien me introdujo en ese tema», dijo narró la investigadora a Télam.
«En lo que hace a Saocom, estuve de la mano de otro profesor del doctorado, Alberto Giraldez, en ese entonces era el investigador principal del proyecto. Con él estuve investigando y aprendiendo a su lado. Cuando Giraldez murió, como yo venía trabajando con él quedé a cargo de ese proyecto».
«Y la tercera persona que me apoyó siempre, fue el doctor Conrado Varotto, uno de los grandes impulsores de la actividad espacial argentina, fundador de Invap y director ejecutivo y técnico de la Conae durante 20 años. Una personalidad difícil, exigente, pero técnicamente el mejor, que logró sacar lo mejor de mí», reconoció Frulla, homenajeando a esas tres personas que marcaron su carrera científica.
En los últimos años se dedicó casi de manera exclusiva a la serie Saocom y se consolidó como investigadora principal de las misiones con antenas radares, también llamadas SAR (Radar de Apertura Sintética).
Las características del satélite
La antena es el instrumento clave de este satélite argentino, cuya producción estuvo a cargo de la empresa estatal rionegrina Invap.
«Yo no participé de la fabricación en sí de la antena, de los «fierros» por decirle de alguna manera. Nosotros hicimos los análisis, juntamos todos los requerimientos, lo que nos condujo a decir que necesitamos este satélite y con esta antena, e indicamos cómo tenía que ser. Costó trabajo y algunas peleas, porque nadie quería clavar un clavo», detalló Frulla.
«Después estuvimos codo a codo con el proyecto viendo que se estuvieran cumpliendo con los objetivos, hubo idas y vueltas, muchos ajustes. Fue un largo camino recorrido que nos llevó a lograr este satélite, que resultó excelente y que da una información buenísima», agregó.
Ese tipo de antena es, según Frulla, un instrumento tan complejo como efectivo: mide 35 metros cuadrados y consta de siete paneles compuestos por 140 módulos de recepción y transmisión, que son los que emiten y reciben los pulsos del radar.
Según explicó la especialista a Télam, «la misión Saocom, consiste en la puesta en órbita de dos satélites -denominados A y B respectivamente- idénticos, que al ser dos permiten obtener la revisita adecuada de la superficie terrestre monitoreada. En cuanto a la órbita, se pretende obtener en ambos casos una cobertura global y contar con un ciclo de repetición orbital de 16 días para cada satélite, lo que resulta en 8 días para la constelación».
«Los satélites permitirán obtener información sobre la superficie terrestre en cualquier condición meteorológica, favoreciendo a generar mapas de humedad del suelo; de riesgo de inundaciones o incendios, enfermedades de cultivos; determinar agua disponible en nieve para riego; estudio de desplazamiento de glaciares; entre otras más informaciones», explicó.
«En este momento, en el mundo, sólo hay dos satélites con estas características orbitando, el de los japoneses y el nuestro, que es aún más sensible y exacto», afirmó con orgullo la entusiasta investigadora argentina que ni piensa por ahora en la jubilación. «Esa variable no existe para mí», concluyó Frulla con una sonrisa socarrona.