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Dos semanas de aislamiento estricto son insuficientes para bajar a centenas los nuevos casos diarios de coronavirus (actualmente en torno a 2.700), lo que representaría una cantidad razonable para realizar un rastreo de contactos eficiente que permita controlar la pandemia, sostuvo el investigador de Conicet y docente Rodrigo Castro.

«La clave hoy es el rastreo de contactos. Pero para poder hacerlos en forma eficiente necesitamos bajar a centenas los casos nuevos por día, y para llegar a ese objetivo dos semanas de esta fase estricta no van a ser suficientes», indicó a Télam Castro, Investigador del Instituto de Ciencias de la Computación (ICC) y director del Laboratorio de Simulación de Eventos Discretos de la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA.

Castro dijo que «tampoco se puede hacer una cuarentena estricta de diez semanas, que sería lo necesario; entonces el escenario que vemos posible es el de fases intermitentes de aislamiento estricto y relajamiento».

Junto a investigadores del ICC y del Instituto de Cálculo (IC), el docente trabaja en el desarrollo de una herramienta de modelado y simulación aplicada a hacer «proyección de escenarios de evoluciones posibles de la pandemia», y ganó un subsidio de la convocatoria de la Agencia de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (Agencia I+D+i).

A cuatro días de haberse iniciado una fase más restrictiva de aislamiento en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), el investigador describió su trabajo y los escenarios posibles para los próximos meses.

Télam: ¿En qué consiste el proyecto en el que vienen trabajando?
Rodrigo Castro: Lo que hacemos es ajustar modelos a los datos que disponemos y a partir de ahí ejercitar distintas combinaciones de lo que podría suceder -sin hacer «predicciones»- si se dan ciertas circunstancias plausibles.
Por un lado, la evolución propia de la enfermedad según parámetros biológicos que no dependen del comportamiento social (tiempo de incubación, tiempo de inicio de síntomas) y, por el otro, las acciones de la sociedad y de los gobiernos, por ejemplo la reglamentación de aislamientos, la búsqueda de contactos estrechos, el acatamiento de la cuarentena.
Esto último no se puede predecir, pero sí se pueden ejercitar escenarios con trayectorias posibles de qué pasaría si se va por un camino o por otro que pueden servir a quienes tienen que tomar decisiones de política pública.

T: Expresaste en redes que los «picos» de las curvas no «vienen» sino que «se deciden», ¿qué significa esta afirmación?

RC: Los virus tienen una dinámica natural que actúa en combinación con el comportamiento de la sociedad si no se realiza ninguna intervención. En un tiempo dado la cantidad de personas que ya tuvo contacto con el virus hace que éste ya no encuentre nuevas personas para infectar y empiezan a caer los contagios, es lo que se conoce como inmunidad de rebaño, pero sin vacuna a esto se llega con decenas de miles de personas fallecidas en el camino.

T: Esto no es lo que pasó en Argentina

RC: No. Hoy pensar en «un pico» de estas características con un descenso de casos posterior sostenido es inútil para analizar el escenario actual y futuro. No podemos seguir diciendo «¿cuándo llega el pico?» y tampoco decir cada día «se llegó a un ‘pico’ de casos».

Un pico es la cumbre de una montaña, es cuando el número empieza a descender, entonces hoy tenemos menos casos que ayer y eso se sostiene. Argentina ya tuvo un ‘pico’ producto de la primera fase del aislamiento. Luego de eso se originó un ‘valle’ de la curva y cuando se relajaron las medidas, comenzó a ascender nuevamente hasta hoy que nos encontramos con un R (cantidad promedio de personas que contagia cada positivo) de 1,5 para AMBA.

Esta evolución de la curva es producto de la interacción entre el comportamiento social y las medidas de gobierno, lo cual es muy distinto a sentarse a esperar que ‘llegue» un pico.

Ese es un error de comunicación peligroso que confunde a la sociedad, ya que impide ver que la solución depende de nuestra acción colectiva en vez de una suma de esperas individuales. Habrá tantos picos como las sociedades y sus gobiernos decidamos.

T: Además del aislamiento, ¿qué habría que hacer ahora para bajar la curva?
RC: La clave hoy para el problema de AMBA es el rastreo de contactos. Ya se aplanó la curva para fortalecer el sistema sanitario y estuvo muy bien, pero no se puede apostar sólo a eso porque un crecimiento exponencial de casos (como el que tenemos hoy) siempre va a saturar al sistema de salud.
Hay que adelantarse a la enfermedad y eso se logra identificando y aislando a los contactos de las personas que dan positivo, tengan síntomas o no, y a los contactos de esos contactos. Para poder hacer rastreo de contactos eficiente y manejable necesitamos bajar la cantidad de nuevas infecciones del orden de miles al orden de centenas por día.

T: ¿Se logrará esto en estas dos semanas?

RC: No. Nosotros simulamos el siguiente escenario: hoy tenemos en AMBA un R de 1,5, es decir que cien personas contagian a 150 en promedio. Esto nos está generando en el orden de 2.700 contagios diarios.

Si a partir de este nuevo aislamiento lográramos bajar un 50% el R o sea a 0,75 (es decir que 100 contagien a 75) -lo cual es un escenario bastante ambicioso-, necesitaríamos unos 80 días para llegar a 100 casos diarios. Esa sería una cifra que podría manejarse muy bien mediante operativos focalizados, controlando la epidemia como se hizo con Córdoba o Santa Fe.

T: ¿Cuál es el escenario que ustedes prevén entonces?

RC: No se puede pensar en una cuarentena estricta de 80 días. Ahí entra el concepto de escenarios intermitentes que sería una cuarentena fuerte, seguida de una etapa de relajamiento muy controlado y de duración planificada; después otra cuarentena fuerte y otro relajamiento y así sucesivamente hasta llegar a escenarios de cantidad de casos diarios manejables. Este es el tipo de planificación que estamos modelando y simulando actualmente.