La dueña de un geriátrico del partido bonaerense de Tigre, en el que resolvieron encarar en la misma residencia y de manera preventiva un aislamiento colectivo, aseguró hoy que, si bien fue una decisión «difícil», se trata de «una vida dedicada a esto» y las personas allí alojadas son para ellos «como si fueran nuestra familia».
Se trata de Rossana Di Fabbio, propietaria de la Residencia Geriátrica San José, que funciona en la localidad de Don Torcuato desde 1972, situada en la calle Arata al 1500, donde actualmente residen 48 personas.
«Hace 40 días que estamos blindados, desde principios de marzo, cuando empezamos a ver con mucha preocupación lo que se pasaba en Europa y entendimos que también se iba a replicar acá», dijo Di Fabbio en diálogo con Télam.
En este sentido, agregó: «En ese momento decidimos consultarlo con el personal y la mayoría estuvo de acuerdo en hacer la cuarentena en el hogar, salvo algunos casos excepcionales que tenían hijos muy pequeños a los que no podían dejar».
«Para nosotros es algo cotidiano, es una vida dedicada a esto y sabíamos que estábamos con un grupo de mucho riesgo ante el coronavirus y que no había un protocolo en ese momento», contó la dueña del geriátrico.
Por otra parte, precisó que dentro de la institución, además de los empleados, se encuentran desde entonces su hermana y su marido, que es abogado, y que decidió colaborar y acompañarla en esta decisión.
«Mi esposo Ignacio es abogado y se quedó y está a la par de nosotros en la atención de los abuelos, a quienes tratamos como si fueran nuestra familia», sostuvo.
Además, contó que cuentan con todo un «equipo de soporte afuera», entre los que cuenta a su mamá, que cuida a sus hijos, y los empleados del área administrativa del geriátrico, que realizan las compras y los trámites.
A 40 días de la decisión inicial Di Fabbio, aseguró, a modo de balance, que «no es fácil estar preparado» para una situación como esta y que «no cualquiera puede enfrentarlo».
«Acá nos pasó de todo: vivimos miedos, lloramos, pero ver que la decisión que tomamos fue la acertada me llena de orgullo», aseveró en el diálogo telefónico que mantuvo con Télam.
«Son las cosas que hicimos siempre, y no somos solo nosotro sino que, además, hay mucha gente que trabaja a conciencia. Pero bueno, también entendemos que esto es un mimo y un reconocimiento», aclaró la propietaria de la residencia.
El geriátrico cuenta con otras medidas de prevención y ciertas rutinas que incluyen, por ejemplo, una campana que, cada hora, recuerda que hay que volver a proceder al lavado preventivo de manos.
«Aprovechamos esos momentos también para que las chicas de cocina y limpieza desinfecten los objetos que utilizamos, para tener la seguridad de que todo está limpio y correr menos riesgos», precisó.
La dueña de la residencia agradeció el compromiso de las empleadas que «siempre entendieron que nuestro objetivo es que los residentes sean tratados como nuestros abuelos».
Además, dio cuenta de «los llamados de agradecimiento y felicitaciones» que reciben de parte de los familiares de los adultos mayores que están alojados en el geriátrico.
«Valoró más que a nada a nuestras empleadas porque nos permiten realizar lo que siempre desde la familia se pensó para este lugar, esto es de toda la vida», dijo Di Fabbio.
Una de las residentes, María Emma, contó en Canal 13 que están «muy cuidados», que suelen realizar juegos y charlas para entretenerse, que está «todo muy desinfectado», y como cierre dejó un mensaje: «Estamos super bien, así que la familia se quede tranquila».