El asteroide Dimorphos, el primer cuerpo espacial desviado de su trayectoria en 2022, es en realidad un montón de escombros provenientes de su hermano mayor Didymos, alrededor del cual orbita, según un estudio publicado este lunes.
Dimorphos fue impactado hace un año y medio por la nave DART (acrónimo inglés de Ensayo de Redireccionamiento de un Asteroide Doble), una experiencia inédita de la NASA para estudiar la capacidad de desviar un asteroide que amenazara la Tierra, según un cable de AFP.
El éxito de la misión, que ocurrió a unos 11 millones de kilómetros de la Tierra, solo podía medirse al examinar la consecuencia del impacto en la órbita de Dimorphos en torno a Didymos.
Diphormos, de unos 160 metros de diámetro, orbitaba en poco menos de 12 horas a Didymos, cuyo diámetro es de 800 metros.
The @ESA #HeraMission for #PlanetaryDefence will go look for the crater left by @NASA‘s #DARTMission impacting #asteroid #Dimorphos. But simulations by @unibern suggest there is no crater – insteadHera will find an entirely reshaped body @NatureAstronomy https://t.co/J9bkwhteLf pic.twitter.com/zypkQPrvaE
— ESA Technology (@ESA_Tech) February 26, 2024
El tiempo de cada órbita fue reducido en más de media hora después del impacto de DART, como atestiguó un microsatélite italiano que acompañaba a la misión, y cuyas observaciones son recogidas desde la Tierra por telescopios.
Sabina Raducan, especialista en cuerpos celestes pequeños de la Universidad de Berna, acaba de publicar un estudio en Nature Astronomy que explica que estos datos «sugieren que Dimorphos es un montón de escombros».
«Según las simulaciones, Dimorphos era una ‘estructura’ muy frágil, que ofreció muy poca resistencia» al impacto de DART y sus 610 kilos, explica a AFP el coautor del estudio, Patrick Michel, astrofísico en el Observatorio de la Costa Azul.
Una fragilidad tal que «el impacto, en lugar de crear un cráter de unos diez metros de diámetro, provocó una deformación completa del cuerpo», aventura este co-responsable del equipo DART.
Los científicos esperan a que la sonda HERA de la Agencia Espacial Europea (ESA), que debe alcanzar Dimorphos en 2026, examine el asteroide con medios técnicos más avanzados.
Los científicos esperan a que la sonda HERA de la Agencia Espacial Europea (ESA), que debe alcanzar Dimorphos en 2026, examine el asteroide con medios técnicos más avanzados.
Dimorphos estaría compuesto por una mezcla heterogénea de sílice y es en realidad un amasijo de pedruscos bastante pequeños, puesto que menos de la mitad (40%) tienen más de 2.5 metros, según las simulaciones respaldadas por las últimas imágenes tomadas por DART antes de que la nave se estrellara.
Y sobre todo, la estructura del astro, que un radar de baja frecuencia de HERA permitirá examinar, se caracterizaría por una gran porosidad, lo que explicaría su fragilidad.
Esto lleva a los astrónomos a pensar que su origen y crecimiento se explica a partir de escombros expulsados por su hermano mayor Didymos, lo cual sería una «buena noticia» según Patrick Michel, porque confirmaría que un asteroide silíceo como Dimorphos tiene aproximadamente el mismo comportamiento que los más comunes que son carbonáceos, como Bennu o Ryugu, «es decir, con muy poca resistencia».
En 2029, el asteroide Apophis pasará cerca de la Tierra, a unos 32.000 kilómetros, lo que ofrece un «laboratorio natural» para el estudio de estos astros.
Un avance importante porque estos objetos «tienen un comportamiento que desafía nuestra intuición, debido a su entorno muy diferente al de la Tierra», destaca el experto.
En 2029, el asteroide Apophis pasará cerca de la Tierra, a unos 32.000 kilómetros, lo que ofrece un «laboratorio natural» para el estudio de estos astros.
Se está preparando una misión para estudiar el comportamiento de Apophis durante su paso, sin necesidad de acercarse, ya que será visible desde el suelo terrestre.