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Una cuenta que rastrea la contribucin de las mujeres a la ciencia argentina.

Pocos días antes de que el Premio Nobel reconociese los méritos de la astrofísica estadounidense Andrea Ghez, y de las médicas Emmanuelle Charpentier (Francia) y Jenniffer Doudna (EEUU), y de la escritora Louise Glück (EEUU), una cuenta de Twitter y su equivalente en Instagram comenzaron a difundir los nombres, la obra y los rostros de las mujeres que hicieron ciencia en el país.
«Científicas de Acá» nació a fines de septiembre y logró fenómenos como el rescate de 150 perfiles de otras tantas investigadoras argentinas en sus #Martes de Científicas.

Valeria Edelstein, una doctora en química que se especializó en divulgación.

Valeria Edelstein, una doctora en qumica que se especializ en divulgacin.

Las promotoras de la movida que pone en foco la contribución de las mujeres en el desarrollo científico y tecnológico de la Argentina son cuatro investigadoras que vienen de campos bien distintos: una química, Valeria Edelstein; una bióloga, Julieta Alcain; una periodista y editora, Julieta Elffman; y una especialista en Tecnología, Carolina Hadad.

“Nos juntamos porque a todas nos da bronca que siempre que preguntamos el nombre de científicos nos responden nombres de varón, y casi siempre extranjeros. Queremos construir un imaginario de mundos posibles en los que las mujeres podamos proyectarnos haciendo ciencia”, explica Alcain.

“Confluimos en este proyecto que nos permite unir algunas de nuestras pasiones: la ciencia, la comunicación, el feminismo y la lucha por una sociedad más diversa, plural y justa, con igualdad real de oportunidades”, agrega Elffman. 

Carolina Hadad, la "pata tecnológica" del proyecto.

Carolina Hadad, la «pata tecnolgica» del proyecto.

Edelstein precisa que viene contando sobre ciencia hace diez años, “Siempre me interesó “la otra mitad de la historia”, la de las mujeres que contribuyeron a la construcción del conocimiento científico pero fueron olvidadas o deliberadamente obviadas en los registros. Por eso no dudé  en sumarme”.

Por su parte, Hadad relata el momento mismo en que nació el proyecto: “Un día hablando con Juli de las poquísimas mujeres científicas que conocíamos, decidimos ponernos a investigar, arrancar este proyecto-aventura… ¡e invitar a personas que admirábamos a sumarse!”.

En busca de las investigadoras perdidas

El resultado es una cuenta que difunde datos -como que de cada diez biografías de investigadores argentinos, solo dos son mujeres-, y que detectó que la única mujer de ciencia que podían nombrar sus seguidores era María Curie. Del ámbito nacional sólo conocían varones: Milstein, Leloir y Houssay. 

“¿Por qué, si hay montones de mujeres argentinas que trabajaron y trabajan en ciencia, a muchas no las sabemos nombrar ni les conocemos la cara?”, se preguntan las fundadoras del proyecto.

Julieta Alcain, bióloga y becaría de la Academia de Medicina.

Julieta Alcain, biloga y becara de la Academia de Medicina.

“Para visibilizarlas estuvimos compartiendo historias, datos, estadísticas y en Twitter lanzamos la movida #MartesDeCientíficas (@CientificasAca). Más de 200 personas llenaron las redes sociales de historias de mujeres científicas argentinas de todo el país y a nosotras se nos llenó el corazón”, resume Edelstein, y cuenta que sólo en la primera semana de actividad, más de 4.000 personas comenzaron a seguirlas y a compartir sus contenidos en las redes.

“Me sumé a la movida porque me pareció bastante importante reivindicar el papel de la mujer en Ciencia y Tecnología. Trabajo en Tecnología y estudio Ingeniería en Sistemas pero en la oficina estoy rodeada de varones. En la facultad tengo compañeras mujeres pero en el trabajo, en áreas como Desarrollo no se ven, por eso hay grupos que promueven la participación como Chicas en Tecnología”, cuenta Agustina Nahas, una estudiante de Sistemas que participò de la propuesta, a quien le tocó en suerte rastrear la historia de la química Delfina Molina y Vedia.

“En ciencia debe existir la misma restricción. Escuché una charla de Valeria Edelstein que contaba que en América Latina hay un  44 % de mujeres científicas y la Argentina está un poco por encima de la paridad pèro como ella misma dice “no estamos donde se corta el bacalao”, argumenta. 

Julita Elffman,una periodista que alguna vez fantaseó con ser astrónoma.

Julita Elffman,una periodista que alguna vez fantase con ser astrnoma.

A la hora de elegir los nombres a reivindicar, Hadad y compañía recurrieron al conocimiento colectivo: “Creamos un listado de mujeres que conocíamos, mujeres cuyas biografías encontramos en wikipedia, mujeres pioneras y mujeres cuyas historias rescataron otros colegas en notas, libros y artículos. Es un listado inicial y, a través del proyecto queremos conocer más y más científicas”. En la nómina entran pioneras de la ciencia en el país como Eugenia Sacerdote de Lustig, la primera persona en probar la vacuna contra la poliomielitis en la Argentina, y Andrea Gamarnik, quien en 2020 desarrolló junto a su equipo del Instituto Leloir la primera prueba de anticuerpos del coronavirus de fabricación nacional.

Sin embargo, las @Cientificasdeaca aplican un concepto más bien amplio de la ciencia. Por eso se preocupan, por ejemplo, por difundir la obra de la egiptóloga Perla Fuscaldo.

“Si logramos cambiar la imagen del científico loco con un tubo de ensayo en la mano y ampliar la mirada para incluir dentro de las personas que hacen ciencia a une investigadore de género fluido que trabaja sobre fenómenos sociales contemporáneos, al menos algunos de nuestros objetivos están cumplidos”, apunta Alcain.

“Ponemos especial atención en contar historias de científicas que trabajen en distintas provincias, en disciplinas diversas, por dentro y por fuera del sistema científico tradicional. Mujeres cis, mujeres trans, personas no binarias que estuvieron de acuerdo en participar de un proyecto cuyo nombre está en femenino. Mujeres racializadas, mujeres migrantes, mujeres de distintas edades”, completa Elffman. 

Lo que viene

Pero no todo es redes sociales, en Científicas… Ya trabajan en un libro con ilustraciones que contendrá la versión extendida de algunas de esas historias que rescataron del olvido. Parte de las ganancias que dé el libro, irán a la asociación La Poderosa, una organización de base que trabaja en temas de inclusión. “Decidimos intentar compensar al menos en parte algunos de los devastadores efectos de la crisis y la pandemia entre los sectores más necesitados y olvidados de nuestra sociedad”, argumentan y se entusiasman con narrar el trabajo de investigadoras de las cuales ni siquiera existen fotos para conocer su rostro. “Si no conocemos a las científicas que contribuyeron al avance de la ciencia, ¿cómo podríamos reconocerlas? Y, además, ¿cómo podríamos esperar que las nuevas generaciones de mujeres se identifiquen con ellas?”, se preguntan y sueñan con encontrar la respuesta en  esta cruzada que comenzó en las redes.