Espejo de una Argentina de triunfos y fracasos, los 75 años de Télam dan cuenta de su calidad periodística -pionera y principal agencia de América Latina- y, también, de los efectos destructivos de los golpes de Estado y su uso como instrumento de desinformación y censura: la última dictadura acalló sus plumas, persiguió periodistas y dejó la pérdida irreparable de tres trabajadores desaparecidos.
En aquellos años fue también la agencia que nos contaba el relato de “batallas triunfantes” mientras soldados en zapatillas eran masacrados en nuestras trincheras. Y de sus corresponsales que, en simultáneo, poniendo en riesgo sus vidas, preservaban materiales invalorables para acercarnos la verdad de una guerra, noble en su reivindicación, pero perversa a su instrumentación y en los objetivos que escondía.
Télam fue también la agencia de noticias de la transición, cuando en 1983 la esperanza se impuso por sobre el ruido latente de los miedos. La cultura democrática que hoy gozamos los argentinos y argentinas, construida en los 37 años de sucesivos gobiernos electos, tuvo avances y retrocesos: varios fueron los intentos por privatizar o desmantelar la agencia. Y en cada una de estas etapas la sociedad, las y los trabajadores estuvieron ahí para resistir y defenderla.
Durante los últimos cuatro años vimos perder derechos conquistados a lo largo de dolorosas luchas. En ese tiempo, desde distintos ámbitos, quienes queremos un país con justicia social pusimos todo nuestro esfuerzo para defenderlos. Tanto los trabajadores de Télam como los docentes, los organismos de derechos humanos, los movimientos de mujeres, los distintos colectivos, las y los trabajadores, los movimientos sociales y diversas fuerzas políticas nunca perdieron la voluntad de construir un país mejor.
Los saludos por los 75 aos de Tlam
Los más de 200 saludos que recibimos en menos de 48 horas no plasmaron sólo buenos deseos. Representan, en términos individuales y de imaginarios colectivos, identidades sociales históricas y nuevas, además de agendas recientes o recurrentes. Incluyen un amplio espectro político compuesto de oficialistas, opositores, líderes internacionales, en momentos en los que los ecos de la “antipolitica” corren, peligrosamente, a la velocidad del virus.
Entre los mensajes también se incluyen algunos dirigentes que formaron parte de un gobierno electo que intentó vaciar a Télam y despidió 357 trabajadores. Esto no quiso ofender a nadie, sino más bien todo lo contrario. Que hoy se reconozca la calidad periodística de la Agencia, su idoneidad y la importancia de su tarea, es un éxito en sí mismo. El conflicto que protagonizaron las y los trabajadores sensibilizó a una parte importante de la sociedad, que lo asumió como propio sintetizado en la frase “todos somos Télam”. Esta lucha tuvo como eje la necesidad de defender el sistema de medios públicos y su función social irremplazable.
El saludo de distintos referentes sociales, más allá de sus posiciones ideológicas y políticas, reafirma la legitimidad del reclamo y el éxito de casi dos años de resistencia.
La memoria que preservamos los argentinos no nos ata al pasado, sino que es la guía para no repetir errores y permitirnos construir otros presentes y futuros.
El coronavirus nos colocó en una situación compleja para festejar nuestros primeros 75 años de vida. Desde su nacimiento a los tiempos actuales hay varias similitudes. Cuando Juan Domingo Perón fundó la agencia emergía un mundo de posguerra, en el que la comunicación alcanzaba una importancia desconocida hasta entonces. Se trató de visibilizar una agenda nacional y regional que respondiera a un modelo de país soberano que intentaba afianzarse.
Hoy la pandemia evidencia la necesidad de fortalecer el rol del Estado en todos los aspectos, de construir nuevos sentidos comunes, de empujar desde políticas públicas una sociedad más justa y equitativa.
Acortar la brecha tecnológica y democratizar el acceso a la información es un paso fundamental en el desarrollo de un nuevo modelo de país. La construcción de medios estatales sólidos, profesionales, de calidad, con alta legitimidad y credibilidad, que expresen distintas y diversas representaciones de la sociedad, es fundamental para fortalecer una democracia más participativa e inclusiva.
La superación de la pandemia y sus consecuencias exige el esfuerzo colectivo de la sociedad en su conjunto, sin discriminación de credos o ideologías. La solidaridad y cooperación, tanto al interior de los países como a nivel global, son indispensables en estas horas. Desde el lugar que nos ocupa a cada uno de nosotros debemos estar a la altura de lo que la realidad nos impone.
Ojalá que los 75 años de Télam contribuyan en este sentido.
Gracias a todas y todos.