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Estefania Cioffi tarda media hora en llegar desde su casa en Villa Urquiza hasta el Centro de Salud (CeSAC) 20 en el Barrio Ricciardelli del Bajo Flores.

Cuando llega con su tapaboca se toma la temperatura, huele algunas cosas para identificar cómo está su olfato y se pone el barbijo quirúrgico y una máscara.

«Me gusta mucho mi trabajo», dijo a Télam Cioffi, una afirmación que potenciará durante toda la entrevista, en la que reconoció que «en estas últimas semanas hay muchos más casos de coronavirus, está complicado» y que «la violencia del sistema de salud se desnuda en este momento».

-Télam: Eligió ser médica generalista, una especialidad que no es común. ¿Por qué?

-Estefania Cioffi: La medicina general tiene eso de estar cerca de la gente, transitar con los problemas, tiene mucho de acompañamiento de todo el proceso de vida, se van viendo distintas problemáticas. Acompañamos un territorio específico y a las familias allí, no tanto los órganos, sino a las familias.

La profesional de 32 años llegó al CeSAC 20 por concurso hace un año y medio, luego de haber hecho su residencia en otro centro de salud de la zona, que también depende del hospital Piñero.

-T: ¿Qué le gusta de su trabajo?

-SC: La cercanía, estar ahí, entender las lógicas, las formas de vivir de las personas del barrio, las problemáticas, si bien es algo parcializado, pero estar ahí inmersa te da la posibilidad de entender las cosas desde otro lugar. Tiene que ver con el trabajo en territorio y en equipo.

Cioffi habló mucho de la importancia del equipo durante la entrevista. En el CeSAC hay casi 50 profesionales de distintas disciplinas médicas, sociales, administrativas, de limpieza y seguridad.

-T: ¿Cómo se adaptó el equipo al contexto de pandemia?

-SC: Fue sucediendo en el mientras tanto. Tenemos que estar adaptándonos todo el tiempo, ser resilientes, Es muy importante tener un equipo, apachucharse.

-T: ¿Cómo organizaron la atención en el barrio en este contexto?

-SC: Reformulamos todo en función de dos cosas: por un lado dar respuesta a la pandemia, prepararnos para el momento que haya un pico, pero también poder organizarnos para dar continuidad a todo lo que hacemos: seguimiento de personas con tuberculosis, diabetes, embarazadas, controles de salud a niñas y niños menores de dos años, acceso a interrupción legal del embarazo, a métodos anticonceptivos, los seguimientos en salud mental.

-T: ¿Hay un trabajo con las personas del barrio, mas allá de la asistencia sanitaria?

-SC: Tejimos muchas redes que ya teníamos pero que reforzamos en este momento, con organizaciones sociales, con algunos organismos para hacer seguimiento adecuado de personas con coronavirus y de todas las personas en términos de acceso a la alimentación. Las organizaciones están poniendo mucho en comedores, ollas populares, articulamos para que las personas en situaciones mas críticas puedan acceder a alimentos.

-T: ¿Cómo se hace prevención en condiciones de hacinamiento y carencias de insumos básicos?

-SC: Hay algunas cosas que la pandemia deja al desnudo: nos afecta a todos, pero de forma diferencial. No es lo mismo tener casa, con agua, gas, luz, acceso a un baño, que vivir en una manzana donde se alquilan habitaciones y se comparten baño y cocina entre seis o siete familias, y donde hay días sin agua. Son condiciones de vida que determinan la capacidad social de enfrentar a la pandemia. La mayoría de las personas tienen trabajo informal, entonces están sin ingreso y tiene que salir a los comedores. La circulación es distinta para garantizar el aislamiento, la comida tendría que llegarles a su casa, hay una respuesta desde del Estado que no está.

-T: Y en este contexto ¿Cómo pueden las personas tomar medidas preventivas?

-SC: Estrategia e imaginación. Por eso es importante la cercanía para hacer intervenciones oportunas y buenas. Lo que hacemos es intentar llevar información casa por casa y por redes sociales, sobre todo sobre uso de lavandina y agua, y viendo caso por caso. Si hay casos positivos y contactos estrechos estamos intentando que tengan acceso a hoteles y que los traten bien y les den de comer.

-T: ¿Y dónde pueden hacer el aislamiento?

-SC: Es que el problema habitacional tampoco se tiene en cuenta. Los subsidios habitacionales de emergencia están suspendidos y no se pensó una estrategia específica, que es fundamental, porque lo que pide la pandemia es aislamiento y distanciamiento. Hay hacinamiento crítico en la villa.

Cioffi contó que «hay personas que van a hospitales porque son sospechosas de tener coronavirus, y muchas vuelven caminando desde centros de salud en Villa Urquiza hasta la 1.11.14 porque no tienen dinero.

Para la médica, el operativo Detectar (Dispositivo Estratégico de Testeo para Coronavirus en Terreno de Argentina) «es muy bueno para testear más, pero no articulan bien con los centros de salud. Y hay un problema con el manejo de la información, porque nos enteramos que los testeos dan positivo días después, en una situación donde nos tenemos que enterar primero para evitar que los contactos estrechos con esas personas sigan circulando, cuidando el secreto profesional, para evitar el estigma».

-T: ¿Y usted cómo se cuida para afrontar esta situación excepcional?

-SC: Hay espacios con amigas, de lectura, de terapia. El sostén del equipo es elemental, está habilitado hablar de nuestras angustias, es un espacio de contención. Somos útiles y estamos haciendo lo mejor posible.