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Alberto Carlocchia es el presidente de la Cmara Argentina de Empresarios Mineros.

El presidente de la Cámara Argentina de Empresarios Mineros (CAEM), Alberto Carlocchia, afirmó que las restricciones que impone la pandemia redujeron hasta un 40% la capacidad de la producción metalífera y no permiten aprovechar un mercado global muy propicio con precios en alza.

Sin embargo, subrayó que el sector cerrará el año con niveles de exportación similares a 2019.

En una entrevista con Télam, Carlocchia valoró el reconocimiento del Gobierno al sector como factor de desarrollo, las medidas que impulsa, y consideró posible generar las condiciones para recibir entre US$ 15.000 y US$ 18.000 millones que permitan triplicar las exportaciones en los próximos años.

Estos son los tramos principales de la entrevista:

Télam: ¿Cómo golpeó la pandemia en la producción y el empleo en el sector respecto al pre aislamiento?

Alberto Carlocchia: Transitamos un camino complejo por las distintas realidades que viven las provincias. En lo que refiere al personal, no hubo en la minería metalífera suspensiones de ningún tipo, los salarios se pagaron regularmente incluso con una negociación para 2020. Pero tuvimos muchas restricciones y los proyectos están trabajando a un 60% o 65% de capacidad. Nuestro principal foco es mantener el empleo y la cadena de valor, pero estamos dejando pasar un mercado muy propicio para la minería y los productos metalíferos, lo que hubiera generado una afluencia de divisas al país mucho más importante. La realidad indica que es muy difícil tener el 100% de los equipos en sitio por los protocolos de cada yacimiento.

T.: ¿Quiere decir que este año se podría haber mejorado esa performance productiva y exportadora en condiciones normales?

A.C.: En condiciones normales no hubiese alterado quizás la cantidad de toneladas exportadas, pero el retorno hubiese sido distinto por el precio. El promedio del año pasado estuvo en los US$ 1.300 la onza de oro, tomando este producto que genera el mayor retorno de exportaciones, y este año entre US$ 1.800 y US$ 1.900. Ese gap lo estamos perdiendo, a lo que hay que sumar el estar a un 60% de actividad. Es probable que estemos a un nivel de exportaciones como el del año pasado pero nos perdimos ese incremento de los precios que nos hubiera venido muy bien como país.

T.: ¿La brecha cambiaria y las restricciones del mercado de qué manera afectan a las compañías y al negocio?

A.C: Esencialmente en cuanto a la confianza. Hoy un proyecto minero que ya invirtió necesita devolver esa inversión como generar nueva o el repago de utilidades, y esa gente está atrapada. Estamos intentando generar las condiciones para una industria netamente exportadora, y solucionar esto es un reflejo importante para aquellos que hoy, en cuanto a las nuevas normas cambiarias, tienen la posibilidad de venir. Pero se dan vuelta y miran cómo se está tratando a los que ya vinieron y ahí se complica. Entendemos la coyuntura pero liberar el mercado de alguna manera con topes a la disponibilidad de divisas, por ejemplo, le da certeza a más dólares que pueden ingresar. Coincidimos con el Gobierno que la minería es parte de la solución, pero necesita medidas que favorezcan esa situación.

T.: ¿Qué tanto aporta el nuevo techo del 8% a los derechos de exportación y que más hace falta para concretar los proyectos demorados?

A.C.: Es un muy buen comienzo y da la pauta de que el Gobierno escucha y analiza lo que pedimos. En la medida que vayamos liberando determinadas áreas y generando condiciones de inversión, paulatina y en función de las posibilidades de un país en situación crítica, vamos a lograr ser confiables. Pero necesitamos reglas claras y sustentables en el tiempo. La Ley de Inversiones Mineras es una herramienta fantástica que permitió el despegue de la minería, pero no se cumplió ni respetó, no porque sea mala sino por los avatares del país. Hay una combinación de formas de inversión, ya sea del dueño del proyecto, de bancos, fondos de inversión o el mercado de capitales. Pero el que va a poner plata lo primero que mira es de qué proyecto se trata y dónde está para analizar la capacidad de recuperarla.

T.: ¿Es acorde entonces el marco normativo para ese desarrollo?

A.C.: El marco normativo no es el problema sino la macroeconomía que va generando pequeños o grandes cambios en el camino. Por eso venimos hablando de darle una vuelta y buscar con las distintas industrias una ley de promoción de grandes proyectos de inversión, que dé el marco jurídico tributario apropiado para generar el atractivo suficiente y desarrollar el potencial minero, hidrocarburífero, de energías renovables, de infraestructura del siglo XXI que necesita la Argentina. Todo eso, si lo ponemos bajo un paraguas que precise las condiciones de la inversión, sería una señal muy importante al mercado internacional que hoy está bastante líquido, que tiene plata y a muy bajo interés para países creíbles.

T.: ¿Qué tan amplia es esa ventana ante competidores directos de la región?

A.C.: Hablamos la posibilidad de acá a seis años de triplicar el nivel de exportaciones de la minería para llevarlas a US$ 10.000 millones, para lo cual tenemos que generar estas condiciones para traer entre US$ 15.000 y US$ 18.000 millones. Ahora, a los dos días, del otro lado de la cordillera hablaron de US$ 70.000 millones y decenas de proyectos para desarrollar. Ese es el nivel de competencia que tenemos, y como argentinos necesitamos poner en acto el potencial que ya conocemos, porque para hacer una mejor distribución de la riqueza hay que crearla.


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