Skip to main content

La etapa de nuevas restricciones en el aislamiento social, que se prolongará entre el 1 y el 17 de julio, permitirá que en la Ciudad de Buenos Aires y en 35 municipios bonaerenses sólo se mantengan abiertos los comercios considerados esenciales y que el transporte público será solo para uso de trabajadores de esos rubros mientras la población expone diversos estados de ánimo ante las medidas adoptadas.

En la Capital Federal, además, se volverá a prohibir las salidas al aire libre y la práctica de actividades deportivas como el running.

«Desde mañana vamos a estar cerrados, espero que eso no nos perjudique en nuestros salarios», dijo a Télam Carla, empleada de un local de accesorios sobre la avenida Rivadavia y Gímenez, en el barrio de Caballito, y agregó que «cobramos el ATP en estos meses para llegar al 75% del sueldo, pero no sabemos qué va a pasar».

Daneli, empleada de un local de ropa cerca de Acoyte y Rivadavia, comentó que «tenemos que cerrar a partir de mañana porque no somos de los comercios esenciales. Nos parece mal, venimos con problemas para cobrar el sueldo y el dueño nos dijo que hasta agosto puede aguantar el local».

«Tengo el permiso de circulación que me vence hoy a las 23.59», agregó.

Norma, dueña de una óptica contigua, dijo a Télam que «por suerte podemos seguir abiertos, es una necesidad que tiene la gente. Está muy bien que nos hayan incluido entre los comercios esenciales».

«Desde el 20 de abril que estamos abiertos, atendemos por turnos y con protocolos muy estrictos de sanidad, pero las ventas siguen muy bajas», reconoció.

En las últimas horas antes de la aplicación de las nuevas restricciones, se vio una buena cantidad de gente comprando bajo la lluvia en la tarde porteña.

«Es un bajón que vuelvan las restricciones. Yo estaba saliendo a caminar, me hace muy bien y a partir de mañana no vamos a poder», se quejó Julia, una vecina de Caballito que trabaja como empleada administrativa desde su casa.

«Me preocupa qué puede pasar después de la cuarentena con la ‘nueva normalidad’, la verdad que veo que la economía va a estar muy difícil», aseveró.

Ricardo, un trabajador venezolano de una aplicación de delivery, esperaba bajo un techo de un local un nuevo pedido para entregar.

«Nosotros no paramos de trabajar a pesar de la pandemia. Disminuyó mucho el trabajo, pero es la única manera que tengo de sobrevivir», aseguró.

«Nunca se debió haber aflojado la cuarentena, hay que disminuir los contagios y las muertes», consideró.

Bernardo, otro vecino de Caballito, afirmó que «no tengo dudas de que hay que poner más restricciones, es difícil pero hay que tener paciencia».

En las últimas 24 horas, la ciudad de Buenos Aires contabilizó 961 casos confirmados de coronavirus y 24 decesos, lo que arroja un total de 26.439 los contagios y 522 muertes desde el inicio de la pandemia, según el parte diario difundido esta mañana por el Gobierno porteño.

En la provincia de Buenos Aires, los casos positivos de coronavirus ascendieron a 30.265 tras confirmarse 1.279 nuevos contagios en las últimas 24 horas, informó hoy el Ministerio de Salud provincial, que precisó que ya fallecieron 572 bonaerenses desde la llegada del virus al país.

En promedio, la ocupación de camas de terapia intensiva supera el 54% en el Área Metropolitana Buenos Aires (AMBA).

En Ramos Mejía, en el partido bonaerense de La Matanza, también se vio una gran afluencia de gente en el centro comercial, donde se observaron muchos negocios cerrados y otros atendiendo con la persiana baja, mientras se formaban largas colas en las paradas de colectivos.

Sebastián, dueño de un local de ropa en el centro, reconoció que «estamos con las persianas bajas pero abiertos. Ya discutí varias veces con la Municipalidad, pero mañana vamos a seguir abiertos».

«Con los que estamos vendiendo no llego a cubrir los gastos, deberían dejarnos abrir con protocolos claros y listo», agregó.

María Eugenia, que tiene un local de accesorios para celular y otro de indumentaria, contó que tiene «cerrados los dos locales desde el 20 de marzo».

«A veces los abro con la persiana baja y la gente golpea y la atiendo, pero ya me clausuró varias veces la Municipalidad», contó, y lamentó que «estoy facturando apenas el 20% de lo que hacíamos antes».

En el centro de Ramos Mejía se vio que los comerciantes pusieron carteles indicando sus teléfonos y mails en las rejas de las galerías cerradas para tomar pedidos, mientras muchos restaurantes empezaron a vender mercadería para poder paliar la crisis de la pandemia.

Lorena, que trabaja como personal sanitario en el Hospital Posadas de Haedo, y esperaba el colectivo para llegar a su casa en San Justo, dijo a Télam que el regreso de las restricciones «es ideal».

«Me parece muy bien que vuelvan más restricciones, es ideal en este momento porque están colapsando los centros de salud. Este tiempo va a venir bien para darle un respiro al sistema sanitario», aseveró.

«Hay mucha gente en la calle, más de la que debería, y la gente no se da cuenta que el virus circula por eso», advirtió.