Las principales criptomonedas registran este martes una caída de más del 9% y el bitcoin, luego de alcanzar un máximo histórico de casi US$ 69.000 la semana pasada, se sitúa en torno de los US$ 60.000.
El bitcoin y el ether, dos de las principales criptomonedas, caían 7,70% y 9,42% en las últimas veinticuatro horas, situándose en torno de los US$ 60.700 (luego de caer, por momentos, hasta los US$ 58.600) y US$ 4.200 respectivamente, según el tracker CoinMarketCap.
Algunos analistas adjudican la caída a los nuevos requisitos fiscales para las monedas digitales que forman parte del nuevo plan de infraestructura de los Estados Unidos, aprobado por el Capitolio, y ratificado por el presidente Joe Biden el lunes.
“La firma del plan de infraestructura implicó una venta masiva por parte de quienes están preocupados por las regulaciones y la aplicación de impuestos”, indicó Hayden Hughes, CEO de Alpha Impact, una plataforma social de intercambio de criptomonedas a la agencia Bloomberg.
Un grupo de sentadores demócratas y republicanos ahora busca introducir una nueva ley en el Senado para atenuar dichas regulaciones impositivas del plan de infraestructura.
Asimismo, Hughes señaló como otro motivo la campaña regulatoria que lleva China en contra del uso de criptomonedas en ese país.
El bitcoin y el ether, dos de las principales criptomonedas, caían 7,70% y 9,42% en las últimas veinticuatro horas.
Beijing está estudiando, por ejemplo, aplicar precios punitivos de energía a las empresas que participan del minado de criptomonedas, según manifestó Meng Wei, vocera de la Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma estatal en una conferencia de prensa.
El “minado” se trata de una operación intensiva en energía que requiere una alta fuerza computacional para resolver series complejas de algoritmos con el objeto de poder validar las transacciones.
La Comisión anticipó que aumentaría los precios de la electricidad para cualquier institución que se encuentre “abusando de su acceso a la energía subvencionada para participar en la minería de criptomonedas”, actividad que considera “extremadamente dañina”, que “no tiene ningún impacto positivo en el desarrollo industrial y el progreso científico” y que perjudica los objetivos del país para reducir las emisiones de carbono.
La persecución de China hacia el minado de criptomonedas se intensificó desde mayo, cuando prohibió y declaró ilegal el intercambio y sus respectivas plataformas en el país, y comenzó a clausurar por la fuerza a las granjas de minado.
Esto se vio exacerbado por la crisis energética que atraviesa la segunda economía del mundo, que ya implicó la aplicación de políticas de racionamiento en la provisión con cortes intermitentes y paralizaciones en la producción de industrias de más de una docena de provincias.
Al problema energético se le suma la desconfianza de Beijing hacia el funcionamiento de las criptomonedas y su asociado riesgo; y la posibilidad de que las personas, a través de las mismas, evadan los controles de capital.
Hasta abril, China representaba más del 75% del minado de criptomonedas en el mundo, según indicaba la revista científica Nature Communications.
Luego, de acuerdo con datos de julio del Índice de Consumo de Electricidad de Bitcoin de la Universidad de Cambridge, el minado en China pasó a ser virtualmente del 0%.
Esto implicó una caída del 38% en la capacidad mundial de minado, aunque en los meses posteriores, según la universidad británica, hubo un rebote del 20% “sugiriendo que parte del equipamiento chino fue reutilizado fuera del país”.
El mismo informe señala que Estados Unidos, con un 35,4%, ahora lidera el minado mundial, y la Argentina se ubica como el principal país en Sudamérica con 0,05%.
Pese a estas dificultades, el precio del bitcoin creció 110% aproximadamente en lo que va del año.
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