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El doctor en Sociología Fortunato Mallimaci, investigador de las religiones del Conicet, aseguró que «es un signo de apertura» que el papa Francisco se haya manifestado a favor de la unión civil entre personas del mismo sexo y agregó que el Sumo Pontífice es una figura de importancia para el progresismo a nivel mundial ante el crecimiento de los partidos evangélicos y de derecha.

El Sumo Pontfice es una figura de importancia para el progresismo a nivel mundial ante el crecimiento de los partidos evanglicos y de derecha.

Telam.- Como académico de larga trayectoria estudiando las religiones, ¿qué le parece que Franscisco haya apoyado una ley «de convivencia civil» entre personas del mismo sexo?

Fortunato Mallimaci.- Es un discurso que él ya lo tenía en Argentina cuando se discutió el matrimonio igualitario. Él había propuesta la unión civil y el Gobierno de aquella época le dijo que no y se lanzó hacia algo que es más inclusivo como el matrimonio. La unión civil funciona en varios lugares de Europa con el apoyo de los Episcopados, aunque no se llegue al matrimonio igualitario. No hay que olvidar que estas declaraciones las hace en una película de un ruso para un festival (el documental «Francesco», del director ruso Evgeny Afineevsky que estrenó en el Festival de Cine de Roma). Es una manera que Francisco tiene de hablar de ciertos temas que son conflictivos, para movilizar un poco.

T.- ¿Entonces cómo hay que tomar estos dichos del Papa, que sostuvo que «las personas homosexuales tienen derecho a estar en una familia, son hijos de Dios. No se puede echar de una familia a nadie, ni hacerle la vida imposible por eso»?

FM.- Es un signo de apertura con respecto a lo que decían Benedicto XVI y Juan Pablo II. Uno decía que eran enfermos y otro que eran desviados. Hoy en 2020 hay muchos países que no aceptan ni siquiera las uniones civiles, Rusia por ejemplo. Hoy las derechas como Vox, Le Pen, Trump o Bolsonaro están en contra de los homosexuales diciendo que destruyen la familia. Es importante lo que dijo por la repercusión que tiene, lo que significa. El Papa hace una afirmación super doctrinaria, él habla de que son «hijos de Dios», ¿quién le puede decir que no?

T.-¿Francisco viene a discutir con lo que sostienen los partidos de derecha en la actualidad?

FM.- Él tiene un apoyo en el interior de la Iglesia, pero tiene más apoyo afuera sobre todo del progresismo a nivel mundial. El Papa sirve como un espacio simbólico en que estos sectores se sienten apoyados, ese es el juego que hay hoy. A la Iglesia católica Francisco la ve como humanista. Ser humanista hoy es estar en contra de Clarín, de La Nación, de Macri.

T-. ¿Cómo se posiciona con respecto a las otras religiones?

FM.- Los que crecen hoy en día son los evangélicos, que son los que más se movilizan en contra de temas como la Educación Sexual Integral (ESI) o el aborto. Los evangélicos y los católicos se juntan a nivel político también. Trump para la Corte Suprema de Estados Unidos eligió a una católica de derecha. Está empezando a haber alianzas a nivel global. A Putin no le debe gustar mucho que el Papa salga a decir esto en una película rusa cuando él persigue a los homosexuales todos los días.

T.- Esta apertura de la que usted habla, ¿significa que puede haber cambios en los dogmas de la Iglesia católica?

FM.- En nuestra última encuesta, el 60% de los católicos de la población argentina estaba de acuerdo con el matrimonio igualitario y que adopten hijos. El catolicismo es la menos dogmática de las religiones. Como es una institución que tiene 1.300 millones de personas, necesita ir haciendo pequeñas transformaciones continuamente y las hace. A veces se conocen poco. Todos los obispos no le dan importancia ya al divorcio, pero en el Vaticano nadie quiere firmar el decreto que diga que de ahora en más las personas divorciadas son iguales a las otras, aunque la mayoría ya ni lo tiene en cuenta.

T ¿Estamos viviendo un cambio en el catolicismo entonces?

FM.- El catolicismo es una cultura movimientista. En los últimos años con Benedicto y Juan Pablo hubo una idea de que ese movimiento estaba haciendo perder la identidad, entonces hubo un refuerzo de la identidad que fue mucho sobre estos temas morales o sexuales como si fueran lo único. A esto le contesta Francisco y dice que hay que abrir, que no le preocupa, que la doctrina también se puede hacer en una película. Francisco habla del hambre, de los pobres, de los movimientos sociales. No tiene una sola frase en contra del aborto, aunque está en contra, pero no cree que tiene que ser el tema central, prefiere que el mundo católico gane credibilidad otra vez presentándose en el espacio social.