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Arenas Pinto afirm que hay que garantizar que la vacuna sea accesible para todos, que haya «equidad y justicia».

Corresponsal

El operativo para vacunar contra el coronavirus será «un hecho inédito» en la historia de la humanidad ya que nunca hubo una campaña de tal dimensión pero «ni siquiera los monstruos farmacéuticos» serán capaces de producir los millones de dosis que se necesitan, opinó un infectólogo del University College London.

En una entrevista con Télam, el científico Alejandro Arenas Pinto, miembro principal de investigación clínica de esa universidad británica en la que se está desarrollando una vacuna con resultados positivos, aseguró: «Lo que nosotros estamos a punto de hacer es un evento inédito que no hemos hecho nunca en la historia de la humanidad y es embarcarnos en una campaña de vacunación en la que millones de dosis tienen que ser distribuidas y utilizadas en un período relativamente breve de tiempo y en condiciones que no se habían hecho antes».

Sin embargo, aclaró que esto no lo va a resolver ni los ensayos clínicos que se están realizando en la Universidad de Oxford -uno de los principales- o cualquiera de las otras instituciones que están trabajando el desarrollo de una vacuna, «porque ni siquiera los monstruos farmacéuticos más grandes del planeta, van a ser capaces de producir los cientos de millones de vacunas que se necesitan».

En ese sentido, Arenas Pinto afirmó que hay que garantizar que la vacuna sea accesible para todos, que haya «equidad y justicia».

«No existirá la posibilidad de tener vacunas suficientes para todos al mismo tiempo, de manera que la distribución de los recursos que haya, hay que repartirlos de manera equitativa», insistió.

Para ello, aseguró que tiene que haber criterios técnicos donde los especialistas en salud pública tendrán un rol fundamental el próximo año, cuando la vacuna comience a distribuirse.

Al igual que la OMS, el científico consideró que es muy importante que los países más vulnerables y menos poderosos financieramente se unan para trabajar en este proceso.

La OMS también adelantó que las personas mas vulnerables, como los mayores de 65 años o con comorbilidades, tendrán la prioridad.

Arenas Pinto, especialista en enfermedades infecciosas, se mostró optimista con los resultados obtenidos hasta ahora en Oxford y señaló que los voluntarios que están participando de los ensayos desarrollaron sólo algunos efectos adversos como malestar general, fiebre y dolor de cabeza, síntomas parecidos a los de una simple infección viral.

No existirá la posibilidad de tener vacunas suficientes para todos al mismo tiempo, de manera que la distribución de los recursos que haya, hay que repartirlos de manera equitativa

Alejandro Arenas Pintos

El científico estimó que si todo va bien en la fase 3 de la investigación, es posible que para fin de año ya haya datos suficientes para aplicar una licencia para estas vacunas.

Estimó que todo dependerá del reclutamiento que está haciendo Oxford con pacientes en Brasil y Sudáfrica, donde se están haciendo estudios.

También explicó que la razón por la cual la Universidad de Oxford fue capaz de avanzar a una velocidad tan vertiginosa, se debió a que ya tenían un camino recorrido: «Mucho del conocimiento básico de cómo funciona este modelo ya existía y es por eso que han podido avanzar tan rápidamente. Es una vacuna basada en un modelo de desarrollo que ya tiene muchos años», explicó el científico venezolano.

No obstante, el investigador dijo que si bien esta primera generación de vacunas que ha dado resultados muy positivos son modelos que se diseñaron para otras enfermedades y que se fueron adaptando para combatir este virus en particular, «es posible que no sean las ideales para el mediano y largo plazo, especialmente si esta es una infección que va a convivir con nosotros por años».

«Si ese fuera el caso, entonces estaríamos en presencia de una necesidad imperiosa de producir una segunda generación de vacunas y tratamientos que sí sean diseñados para esta enfermedad en particular. Este es un proceso que se está iniciando y que probablemente no se acabe en los próximos dos o tres años», alertó.

Sobre el trabajo que llevan adelante Oxford y el laboratorio Astrazeneca, el científico aseguró que están tratando de probar que la vacuna previene la infección «porque hay una diferencia importante entre inducir una respuesta inmune y otra cosa distinta es que ese nivel de respuesta sea lo suficientemente potente y eficaz para proteger al individuo y prevenirlo. Son dos escenarios completamente diferentes».

También explicó que las diferencias entre la vacuna que está desarrollando Oxford con la del Imperial College es que funcionan con mecanismos distintos: «La vacuna de Oxford en principio se debería usar en una sola dosis, mientras que con la vacuna de ARN del Imperial College se necesitan dos dosis», indicó.

En cuanto a la disponibilidad de la vacuna y cuando podría estar distribuyéndose en Latinoamérica, Arenas Pinto consideró que eso requerirá de un esfuerzo muy importante de los sistemas de salud de cada uno de los países, además de un comportamiento ético que sea válido y apropiado de parte de las empresas propietarias de las licencias de las vacunas.