El obispo de San Justo dijo que el robo a un cura fue «un aviso» por su compromiso social
El obispo de San Justo, Eduardo García, consideró este lunes que fue «un aviso o llamada de atención» el violento robo e intimidación que sufrió recientemente el cura párroco Nicolás «Tano» Angelotti en el partido bonaerense de La Matanza.
Además, advirtió sobre la profundización del déficit habitacional en sectores vulnerables por el impacto de la pandemia de coronavirus y la «organización de las tomas u ocupación de tierras por ciertos sectores, junto con el negocio que vienen realizando desde hace años las mafias de las tierras».
En un texto titulado «La lucha por la tierra, la pelea por el territorio», monseñor García dijo que «todo hace pensar que el violento ataque» que sufrió Angelotti constituyó «un aviso o llamado de atención» y reclamó que no sea investigado como «un hecho aislado».
«No podemos afirmar que está ligado a las mafias de las tierras dado que los sacerdotes que trabajan en las zonas afectadas no se encuentran en ningún sector en pugna, sino que acompañan las situaciones para que no haya violencia con el triste resultado de una guerra de pobres contra pobres o fuerzas seguridad», aclaró.
Pero advirtió: «Ciertamente está molestando, a los que quieren seguir sometiendo delictivamente y desde otros intereses a nuestros barrios, la acción que vienen realizando nuestros curas en barriadas, dentro de los cuales se encuentra el padre Tano».
«Asumimos el llamado del Papa Francisco de Techo-Tierra-Trabajo. Se apuesta a la esperanza desde la propuesta para los chicos y los Jóvenes de Colegio-Club-Capilla que contrarresta el triste destino de Calle-Cárcel-Cementerio», sostuvo García.
Alertó que «unido a la necesidad de una vivienda digna y la ociosidad de ciertos terrenos provinciales y municipales convertidos en basurales y espacios de delito, se encuentra una organización de las tomas u ocupación de tierras por ciertos sectores, junto con el negocio que vienen realizando desde hace años las mafias de las tierras».
De esta forma, el obispo aludió a lo ocurrido el 11 de octubre, cuando Angelotti, a cargo de la parroquia San José (barrios San Petersburgo, Puerta de Hierro, 17 de marzo y 17 de marzo bis) fue víctima de un violento asalto.
«Claramente no fue un simple robo. Cuatro motos, ocho personas, seis tiros al aire, culatazo en la cabeza y la frase ‘Tano, danos el celular’ junto con la aparición del vehículo intacto a pocas horas, nos habla de otra cosa», reflexionó.
«Sin ser demasiado intuitivos y conociendo ciertos códigos», se puede suponer que «este hecho tiene las características de un aviso o llamada de atención», abundó.
García dijo que «existe una situación de hacinamiento en muchos de los barrios populares que se generaron hace décadas», pero que, desde la pandemia, la situación se «agravó en muchos por la imposibilidad del pago de alquileres para muchas familias que vivían en situación de precariedad y que ahora se encuentran en la calle».
Añadió que se suma «la lucha por el territorio» desde «las mafias instaladas con el robo, desde el negocio de los narcos, desde el posicionamiento de sectores que bloquean en nuestros barrios la entrada y paralizan el desarrollo».
«Fuimos testigos de bloqueos violentos de calles con incendio de gomas y amenazas ante la iniciativa de hacer una sala de primeros auxilios o un comedor y guardería para el beneficio de un mayor número de vecinos. Todo esto no es de hoy, hace años que viene pasando», indicó.
El episodio, como «otros que atentan contra el digno desarrollo y crecimiento» de la gente, «no solo tiene que ser investigado como un hecho aislado sino dentro de un marco más general de prevención y cuidado de nuestra población», aseveró.