El médico bonaerense que hace dos años se volvió viral por filmar su propio trasplante de médula ósea, acaba de publicar un libro en el que retoma su experiencia personal como paciente solamente como excusa para «ayudar a desdramatizar» la vivencia de enfermedades graves como el Linfoma de Hodgkin que le tocó enfrentar.
«En un segundo, de médico a paciente», se llama el libro que el pergaminense Maximiliano Morales terminó de redactar durante la cuarentena por el coronavirus y cuyo lanzamiento en redes sociales se produjo en las vísperas del Día Nacional de la Donación de Órganos que se celebra cada 30 de mayo.
«Después de un año del trasplante, iba a volver a trabajar en septiembre del año pasado pero me surgió un síndrome nefrótico como reacción post trasplante. Respondí rápido al tratamiento y ya había averiguado para dar de alta la matrícula, pero pasó lo del coronavirus y una vez más no pude empezar porque soy grupo de riesgo», contó Morales, que tiene 34 años, a Télam.
Como había comenzado el libro, decidió aprovechar el tiempo de encierro para terminarlo. «Ya estaba hablado para presentarlo en la Feria del Libro de Buenos Aires y también en la biblioteca de Pergamino, pero quedará para otro momento», dijo el protagonista de un video que lleva más de 1.200.000 reproducciones en Facebook.
«En papel ya despaché unos 100 y el pdf me lo compraron en Uruguay, España y ahora en Chile», contó sobre la publicación que vende por redes y en librerías de Pergamino.
Morales tenía menos de un año como médico y una vida de deportista cuando se enteró que padecía Linfoma de Hodking, por eso suele decir que «empecé a ejercer como paciente antes que como médico». «Yo comía sano y hacía ejercicio siempre; nunca me iba a imaginar que iba a tener un cáncer», dijo.
El joven se recibió de médico en octubre de 2010 y cuatro meses después le diagnosticaron el cáncer linfático: tras dos años de quimioterapia, en 2013 le hicieron un autotrasplante –con células propias- «que funcionó siete meses»; tras lo cual su salud volvió a deteriorarse hasta que en 2018 recibió un trasplante de médula de los denominados «alogénico o heterólogo», es decir, con células madres donadas por otra persona, en este caso, su hermana Guadalupe.
En ese interín, Morales hizo la especialidad en medicina del deporte y un posgrado en nutrición, trabajó como médico en Santa Cruz, luego en la CENAR y montó un consultorio privado especializado en su Pergamino natal, al que estaba abocado cuando llegó el momento del trasplante.
«Yo ya les había dicho a los pacientes: ‘che, mirá, te atiendo hasta marzo porque en abril me trasplanto’, y me decían ‘si, no hay problema, avísame cuando vuelvas a trabajar. ¡Todavía me están esperando!», contó.
La historia del Maximiliano divulgador/motivador comenzó mucho más acá, en la previa del segundo trasplante, cuando decidió filmarse a sí mismo y a su hermana donante durante el proceso para graficar cómo es el procedimiento.
«Como médico, uno está acostumbrado a ayudar y, al estar encerrado en cuatro paredes, me empecé a sentir incómodo con mi inutilidad y eso llevó a hacer el video», dijo a Télam.
En las imágenes se ve a la hermana, por entonces de 21 años, sonreír y manipular su celular mientras a través de una vía intravenosa le extraen células madre para ser trasplantadas a su hermano mayor.
«La idea era aprovechar el video tanto para explicar la terminología médica, como para desmitificar ciertas cosas, porque todo el mundo cuando escucha médula ósea lo asocia a la médula espinal -que no tiene nada que ver- o creen que el trasplante es una cirugía y no una transfusión», contó. «Lo hice y se me fue todo de las manos, no pensé que se iba a ver tanto», agregó.
Al amplificarse la popularidad del video por su divulgación en los medios, a Morales le llovieron solicitudes de amistad y decidió crear una página en Facebook e Instagram, donde comenzó a publicar textos que tienen la particularidad de combinar conocimientos médicos bajados al lenguaje llano con reflexiones sobre distintos aspectos del tránsito de una enfermedad a partir de vivencias personales.
Con el tiempo y haciéndole caso a la demanda de muchos de sus seguidores, resolvió que iba a compilar en un libro esos posts con cientos de likes, comentarios y compartidas.
«Me dicen que es un libro de autoayuda, puede ser….Yo empecé a escribir nada más para pacientes oncológicos y después me di cuenta que gente que no estaba enferma me escribía para decirme ‘yo no tengo cáncer pero me sirvió para entender tal cosa’, así que empecé a pensar en un público más general», aseguró.
A mediados de mayo y, cuarentena mediante, Morales recibió en su casa las cajas con los libros ya impresos.
«Siempre me visualicé ayudando/motivando masivamente. Pareciera que el cáncer y el video fueron mi ‘punto bisagra’ para potenciar esto», añadió.
Maximiliano recibió las células madre de su hermana 11 años menor, pero a nivel mundial sólo el 25% de los pacientes que necesitan un trasplante de médula ósea cuentan con un donante compatible en su grupo familiar: el resto debe apelar a los bancos de donantes voluntarios.
En Argentina, desde la creación del Registro Nacional de donantes de médula ósea en 2003 se realizaron 1.210 trasplantes con donante no emparentado.
El Registro, que actualmente integran 250 mil personas que expresaron su voluntad de donar, permitió hasta ahora salvar la vida de 146 pacientes argentinos y 89 del exterior.
Pero los de médula ósea son sólo una variedad de trasplantes, a los que se suman los de órganos y tejidos.
Durante la cuarentena, 214 pacientes de todo el país recibieron un trasplante de órganos o tejidos gracias a la concreción de 68 operativos de donación de órganos y tejidos, según informó el Incucai.