Skip to main content

La encuesta mostr que las mujeres son las que ms reciben un apodo que no les agrada.

Cuatro de cada diez estudiantes de escuelas secundarias argentinas reconocieron haber recibido en el ámbito escolar un chiste o comentario que lo ofendió o generó incomodidad, y ocho de cada diez de esos comentarios estaban vinculados al aspecto físico, talla, peso, o vestimenta, según los datos de la primera encuesta nacional sobre Diversidad y Discriminación en la Escuela realizada por la Fundación Encontrarse en la Diversidad.

La encuesta fue dirigida a estudiantes de nivel medio durante los meses de agosto y septiembre de 2020 en contexto de cuarentena como medida preventiva del coronavirus Covid-19, y las consultas tuvieron como eje la diversidad y discriminación en la escuela.

Del total del público encuestado, el 43% respondió haber recibido en la escuela un chiste o comentario que lo/a ofendió o generó incomodidad, y de esas respuestas, el 86% señaló que los sobrenombres o aproximaciones incómodas estuvieron vinculadas.

Además, 9 de cada 10 adolescentes respondieron haber presenciado una situación de maltrato, burla o acoso, y 4 de cada 10 manifestaron no haber intervenido.

Más del 80% de quienes no pudieron intervenir expresó que les hubiera gustado decir o hacer algo; estos porcentajes se repiten indistintamente en establecimientos de gestión pública y privada.

La encuesta mostró que las mujeres son las que más reciben un apodo que no les agrada en un 65,22% de los casos.

El 68% de las mujeres declaró haberse sentido incomodadas por chistes o comentarios ofensivos ante situaciones donde presencian la incomodidad de otros/as estudiantes, el 70% de las mujeres reaccionó ante estas situaciones.

Respecto a la virtualidad, el 62% de las respuestas coincidió en que el maltrato, burlas, comentarios disminuyó. Cuando se les consultó sobre el deseo de volver a clases, el 73% de las personas encuestadas prefirió clases presenciales.

Los resultados fueron presentado en el marco de la 14va Jornada Anual para “Encontrarse en la Diversidad”, que reúne a jóvenes de todo el país con diferentes realidades geográficas, orígenes, nacionalidades, ámbitos socioculturales, religiones o creencias.

Para la realización de la encuesta, se analizaron 28 variables entre datos generales como lo son edad, nivel educativo, género, y otras preguntas vinculadas a la percepción de los/as jóvenes.

La muestra analizada es de un total de 899 estudiantes de escuela secundaria que están cursando entre 1er y 6to Año de ese nivel; de todos los/as jóvenes que respondieron, el 63% son mujeres, 33% varones, el 2% prefirió no decirlo, 1% no binario y el 1% varón trans.

El 61% tienen entre 15 y 16 años de edad, adolescentes en sus últimos años de secundaria; y los organizadores destacaron que es una muestra federal donde participaron escuelas de todas las provincias de Argentina.

Florencia Casabella, psicóloga especialista en adolescencia y niñez, señaló que «el maltrato, o lo que se conoce como bullying o acoso en la escuela, puede impactar en el corto plazo en el adolescente víctima generando sentimientos de vergüenza, tristeza o incomodidad de los cuales podrá reponerse rápidamente en tanto el efecto del maltrato ceda».

«Lo verdaderamente preocupante es el impacto psicológico que puede generar la burla o la discriminación sistemática. En esos casos es muy frecuente el desarrollo de una depresión o consumos problemáticos asociados y frente a la búsqueda de la reproducción de estereotipos de belleza pueden desarrollarse trastornos en la alimentación», advirtió.

En ese sentido, agregó que «lo más complejo del acoso en la escuela es que va desarrollando en la víctima un sentimiento de humillación que anula su capacidad de hablar y su autoconfianza profundizando la soledad y el aislamiento».

«Frente a la vivencia de burla repetida y sistemática, será fundamental el tratamiento psicológico; y en términos de prevención, es de suma importancia la intervención temprana desde el nivel inicial que aborde e incluya la tolerancia a la diferencias; no solo entre los niños y adolescentes, sino también entre los adultos», completó Casabella.