Cómo Hitler Creó Su Poder

Los Primeros Años y la Ascensión al Nacionalismo.

Adolf Hitler nació el 20 de abril de 1889 en Braunau am Inn, una pequeña localidad en Austria. Desde una edad temprana, mostró un interés notable por el arte y la arquitectura, pero su vida tomó un rumbo diferente tras la muerte de su padre en 1903 y la de su madre en 1907. Estos eventos marcaron un punto crítico en su desarrollo personal y psicológico, propiciando un periodo de inestabilidad. En 1907, tras mudarse a Viena, se vio inmerso en un ambiente cultural y político que moldearía sus futuras creencias. La capital austríaca era un epicentro de tensiones nacionales y étnicas, lo que ejerció una fuerte influencia en su crecimiento ideológico.

Al estallar la Primera Guerra Mundial en 1914, se alistó en el ejército alemán y sirvió en el Frente Occidental. Durante este tiempo, las derrotas y penurias de la guerra, así como las humillantes condiciones impuestas por el Tratado de Versalles de 1919, alimentaron resentimientos que Hitler canalizó hacia una ideología radical. Los problemas económicos, la hiperinflación y el desempleo generalizado que siguieron a la guerra incrementaron el descontento social y político.

Las condiciones sociales de la Alemania de posguerra ofrecieron un terreno fértil para el crecimiento del nacionalismo extremo. Hitler, comenzó a articular en su mente una Alemania unida bajo un régimen totalitario. Su oratoria apasionada y su habilidad para conectar con las emociones de las masas lo posicionaron gradualmente como una figura influyente en el ámbito político alemán. La combinación de su historia personal y las coyunturas históricas de su tiempo cimentaron las bases para su ascenso al poder y la radicalización de sus creencias políticas.

La Fundación del Partido Nazi.

El Partido Nacional, (Obrero), Socialista de los Trabajadores Alemanes (NSDAP) se estableció en 1920, durante una época de creciente descontento social y económico en Alemania tras la Primera Guerra Mundial. Bajo el liderazgo de Adolf Hitler, el partido comenzó a atraer a una base de seguidores desilusionados y resentidos que buscaban un cambio radical. La situación de inestabilidad política, el desempleo masivo, y las reparaciones impuestas por el Tratado de Versalles crearon un terreno fértil para el extremismo.

La habilidad oratoria de Hitler fue fundamental en esta etapa. A través de discursos apasionados y contundentes, logró conectar emocionalmente con las masas, presentándose como un salvador que podía devolver a Alemania su grandeza. Su carisma inigualable y su capacidad para apelar al nacionalismo y al anticomunismo resonaron profundamente en un pueblo angustiado. Fue en esta etapa que Hitler empezó a definir la ideología del partido, fundamentada en la supremacía racial, el antisemitismo y la expansión territorial.

Además de su oratoria, la estrategia de propaganda del NSDAP desempeñó un papel crucial en el crecimiento del partido. Utilizando carteles, publicaciones en periódicos y reuniones públicas, el partido logró comunica mensajes poderosos que impulsaban su agenda política. Obligar a las clases desfavorecidas a identificar sus problemas con los enemigos externos y internos facilitó la consolidación del poder. La propaganda había comenzado a formar una imagen de Hitler como el único líder capaz de restaurar el orden en Alemania.

Así, la fundación del NSDAP y la influencia de Hitler en este proceso marcaron el comienzo de un movimiento que transformaría radicalmente el panorama político alemán y prepararía el camino para su ascenso al poder en la década de 1930.

El Ascenso al Poder: Estrategias y Alianzas.

La década de 1930 fue el tiempo para el ascenso del Partido Nazi en Alemania, donde Adolf Hitler implementó una serie de estrategias que le permitieron consolidar su influencia política y social. En este contexto, el auge del partido se evidenció entre 1930 y 1933, cuando la inestabilidad económica y social del país se tornó un terreno fértil para las ideas extremistas.

La Gran Depresión, que comenzó en 1929, rompió la economía alemana, provocando desempleo y un descontento social. Hitler se aprovechó de esta situación.

Una de las estrategias clave fue la manipulación de la política alemana, donde Hitler utilizó su oratoria y habilidades retóricas para atraer a las masas. Los discursos inflamatorios, combinados con una propaganda eficaz, le permitieron distorsionar la realidad y presentar al Partido Nazi como la única opción viable para la nación. Asimismo, Hitler formó alianzas estratégicas con otros grupos políticos, como los nacionalistas y ciertos sectores industriales, que consideraron que su ascenso al poder podría ser beneficioso para sus intereses.

El uso de la violencia y el terror jugó un papel fundamental en su consolidación. Las SA (Sturmabteilung), fuerzas paramilitares del partido, se encargaron de intimidar a los opositores y crear un ambiente de miedo. Este recurso disuadió a los detractores y también demostró la determinación del partido en mantener el control.

Un evento significativo que marcó este periodo fue el incendio del Reichstag en 1933, (Parlamento alemán), que Hitler utilizó como pretexto para promover el decreto de emergencia. Este acto lo condujo a obtener poderes extraordinarios y a su eventual control total sobre el gobierno alemán.

El incendio del Reichstag (en alemán: Der Reichstagsbrand) fue un incendio perpetrado contra el edificio del Reichstag en Berlín, el 27 de febrero de 1933. La responsabilidad del incendio sigue siendo tema debate12​. En revisiones judiciales posteriores fueron anuladas las condenas del considerado en 1933 como culpable de los hechos34​: Marinus van der Lubbe, un joven comunista neerlandés de 24 años que fue sentenciado a muerte por el Gobierno alemán del canciller Adolf Hitler. Van der Lubbe era un albañil desempleado que había llegado recientemente a Alemania, y que presuntamente fue capturado en el lugar del incendio. Después de ser torturado[cita requerida] admitió haber prendido fuego al edificio, por lo que fue ejecutado diez meses después. El incendio fue utilizado como «prueba» por los nazis para acusar a los comunistas del KPD de conspirar contra el Gobierno y está considerado un hecho fundamental en el establecimiento de la Alemania nazi (o Tercer Reich).

El fuego comenzó en la sala de concesiones del edificio del Reichstag, donde se ubicaba el parlamento alemán. Una estación de bomberos de Berlín recibió una llamada alertando del incendio a las 21:25.5​ En el momento en que los bomberos y la policía llegaron, la cámara de diputados estaba envuelta en llamas. La policía, tras una búsqueda exhaustiva en el interior del edificio, encontró a Marinus van der Lubbe. Van der Lubbe y cuatro dirigentes comunistas fueron posteriormente arrestados.

Consolidación del Poder y el Régimen Totalitario.

Después de su nombramiento como canciller en enero de 1933, Adolf Hitler implementó varias políticas clave que le permitieron consolidar su poder en Alemania y establecer un régimen totalitario y de muertes.

Una de las primeras medidas fue la aprobación de la Ley Habilitante en marzo de 1933, que otorgó a Hitler la autoridad para legislar sin la necesidad de la aprobación del Reichstag. Este acto marcó el comienzo de la eliminación sistemática de la oposición política y el debilitamiento del sistema democrático alemán.

A medida que Hitler consolidaba su control, el régimen nazi lanzó una serie de campañas para suprimir a los partidos rivales, especialmente a los socialistas y comunistas. Las SA (Sturmabteilung) y más tarde las SS (Schutzstaffel) jugaron un papel fundamental en la represión de la disidencia. Las SS, bajo el mando de Heinrich Himmler, se convirtieron en una herramienta crucial para instaurar un clima de terror. Esta organización no solo se encargó de perseguir a los opositores políticos, sino que también desempeñó un papel clave en los crímenes perpetrados durante el Holocausto, mostrando cómo se institucionalizó la violencia en el marco del estado totalitario nazi.

Además, el uso de la propaganda fue fundamental para moldear la opinión pública y legitimar el régimen. Joseph Goebbels, como Ministro de Propaganda, supervisó una extensa campaña que abarcó desde la censura de los medios de comunicación hasta la difusión de la ideología nazi a través de cine, radio y prensa escrita. Esta estrategia permitió al régimen controlar la narrativa sobre su gobierno y proyectar una imagen de unidad y fortaleza, ocultando las realidades del terror y la represión sistemática.

Hitler logró institucionalizar la ideología nazi en todos los aspectos de la vida alemana, incluyendo la educación, el arte y la cultura. De este modo, la sociedad alemana se convirtió en un reflejo de los ideales totalitarios del régimen, donde cualquier forma de resistencia o crítica era rápidamente desmantelada. La consolidación del poder de Hitler fue un proceso meticuloso que transformó a Alemania en un estado totalitario, capaz de ejercer un control absoluto sobre la vida de sus ciudadanos y decidir que hacer con ellos.

 

Para no olvidar

Fotos de detenidos y asesinados

Diario El País de España

Galeria de fotos de Getty Images, (miles de imagenes)

 

 

 

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