Las clases virtuales, esenciales en época de pandemia, también se incrementaron para aprender idiomas, un ámbito donde se está incorporando el lenguaje inclusivo y no sexista, en un proceso en marcha que difiere de lengua en lengua, y que analizaron que hacen conscientes los propios prejuicios, fomentan el debate y comparten pautas para construir igualdad desde las palabras.
Para el lingüista Vitor Shereiber, las discusiones sobre el lenguaje inclusivo «están ocurriendo» no solo en el mundo hispano, también «son prominentes» en el habla inglesa.
«También existen debates similares en Brasil, de donde vengo», dice en una entrevista con Télam desde Alemania, que compartió con su colega ruso Lars, una persona trans que pidió no dar su apellido «por la abierta oposición que hay en mi país a la comunidad LGBTIQ+».
Shereiber es gerente de proyectos de Didáctica de la aplicación de idiomas alemana Babbel, área donde trabaja también Lars. El profesional brasileño es políglota y estudió Historia y Estudios de Género en la Universidad de Humboldt, en Berlín.
Lars cuenta que tanto el ruso como la mayoría de los idiomas eslavos «están muy cargados de marcas de género», realidad que «es similar» en las lenguas románicas.
Y destaca que en conferencias sobre lengua rusa y lingüística va observando «positivamente» que algunos colegas se toman en serio los cambios lingüísticos «influenciados por las redes sociales, y apoyan la idea de adaptar el ruso en términos de inclusión. Sin embargo, la pregunta sigue siendo: ¿Se producirá realmente el cambio socio-lingüístico a nivel institucional? ¿Alguna vez el idioma ruso incluirá oficialmente el género?».
-Télam: El lenguaje inclusivo tiene que ver con respetar a las diversidades de personas ¿Cómo se adecúa en cada idioma?
-Shereiber: Diría que depende de dos factores: cómo está estructurado cada idioma y qué formas de inclusión son relevantes para las comunidades que los hablan. Actualmente vemos muchas discusiones sobre el lenguaje de género neutro, por ejemplo, porque la estructura de idiomas como el español y el inglés contiene género gramatical. Sin embargo, ese no es un tema para los idiomas que no presentan esa característica, como el turco.
-Lars: El idioma ruso es increíblemente flexible y ofrece una gran variedad de palabras y expresiones que permiten una comunicación políticamente o mejor dicho, humanísticamente correcta. Estoy realmente sorprendido por este potencial. Entonces me pregunto: si mi lengua materna es lo suficientemente poderosa como para proporcionar un nuevo corpus idiomático sensible, ¿por qué es tan rígido en términos de inclusión? Hay rigidez de la norma lingüística institucional. Se necesitan siglos para que las nuevas tendencias se establezcan en los diccionarios.
-Télam: El lenguaje inclusivo no sexista está relacionado con nombrar, no discriminar, no estereotipar a mujeres y disidencias LGBTIQ+. ¿Cómo se resuelve en otros idiomas, por fuera del español?
-Shereiber: Los modos son tan variados como los propios idiomas. Para darte dos ejemplos del alemán: en vez de decir sólo el estudiante, decimos personas que están estudiando. Para los hablantes nativos esto suena un poco inusual, pero es gramaticalmente correcto. Otra solución es usar un asterisco (*) o un guión bajo (_), opción que se está normalizando, pero todavía hay cierta resistencia porque la gente considera molesto tener caracteres especiales en medio de una palabra.
-Télam: ¿Necesitaron adaptar algunos términos para hacerlos inclusivos y no sexistas a partir de comentarios de personas que realizan sus cursos?
-Shereiber:Sí, no solo los adaptamos, utilizamos un conjunto de pautas para realizar esos cambios de manera proactiva. Creemos que ser inclusivo es un proceso, no un objetivo: requiere que nos eduquemos con regularidad y generemos un impacto en nuestro trabajo diario a partir de lo que aprendemos. El objetivo de estas pautas de diversidad es hacernos conscientes de nuestros propios prejuicios y ayudarnos a superarlos. Se trata de un trabajo que está en curso constantemente, al igual que todo lo demás que hacemos. Lo más importante es crear una cultura de discusión y debate constructivos, en la que todos se sientan seguros a la hora de hacer preguntas y expresar desacuerdos. El otro elemento clave es la paciencia: las discusiones toman tiempo y el consenso no es un logro fácil.
-Lars: En nuestros cursos donde enseñamos ruso, lo hacemos de la manera gramaticalmente correcta, así que no podemos «reformar» verdaderamente el idioma. Sin embargo, buscamos que quienes toman los cursos sean conscientes de la necesidad de tener una percepción inclusiva del mundo a través de los nuestros, utilizando fotografías de personas con diversas relaciones, etnias y/o edades; incluyendo diálogos centrados en temas como por ejemplo, el matrimonio entre personas del mismo sexo, o la convivencia con discapacidades.
Además, agregamos información adicional sobre las opciones que existen para incorporar expresiones inclusivas en un idioma.
Hoy, el proceso en marcha inclusivo también en el lenguaje se torna relevante. Según estadísticas de la aplicación Babbel, donde trabajan los dos lingüistas, en el inicio de la pandemia, en marzo, la compañía creada en 2012 registró el mayor crecimiento de su historia en suscripciones y tiempo de uso, tanto en la Argentina como en el resto del mundo.