El programa «El barrio cuida al barrio» es una política que «atiende la vulneración de derechos en términos habitacionales» de los sectores populares y que «empodera» el rol de las mujeres que lideran y «resuelven desde la acción comunitaria», en especial durante la cuarentena obligatoria, reflexionó Carolina Brandariz, directora del área de Cuidados Integrales del Ministerio de Desarrollo Social.
En una entrevista con Télam, Brandariz subrayó que frente a la irrupción de la Covid-19 «no se pueden construir políticas desconociendo la realidad» de los barrios populares, donde una habitación «es la casa de una familia entera» y, por eso, consideró clave la puesta en marcha del plan «El barrio cuida al barrio» en el conurbano bonaerense y en la Capital Federal.
A partir del programa, que esta semana se inició en Almirante Brown, Lomas de Zamora, Hurlingham y Merlo y continuará los próximos días en villas porteñas, promotoras realizan un mapeo de personas en riesgo (embarazadas, adultos mayores y patologías crónicas), entregan elementos de higiene, difunden medidas de prevención, de vacunación y evalúan posibles casos de necesidad de aislamiento y de violencia de género.
«El Estado, a sabiendas que muchas veces tiene más ausencias que presencias en los barrios populares, puede apoyarse (frente a la pandemia) en esas mujeres que ya son referentes en gestión comunitaria, desde las escuelas, los comedores y los merenderos, y las valora salarialmente», destacó Brandariz, socióloga, docente e impulsora de la profesionalización de las tareas del «cuidado».
De hecho, la creación de la Dirección de Cuidados Integrales del Ministerio de Desarrollo Social constituye una política pública nueva, materializada por el gobierno nacional apenas asumió, con el objetivo de darle reconocimiento económico a una fuerza de trabajo invisibilizada.
Desde el área que coordina Brandariz ya se logró un convenio con la Universidad de San Martín para una diplomatura de cuidados mayores y la idea es replicarlo en casas de estudio de todo el país, además de impulsar otras formaciones, en género.
-Télam: En qué consiste y cuál es la importancia de la puesta en marcha del programa «El barrio cuida al barrio» frente a la pandemia de coronavirus?
-Carolina Brandariz: Es una política que se construye atendiendo la realidad de vulneración de derechos, fundamentalmente habitacionales, que se vive en los barrios populares. Es una forma de comprender que la casa, muchas veces, es una habitación donde vive una familia entera. De comprender que casi todo se logra desde la acción comunitaria. El programa empodera y valora salarialmente a las mujeres que ya son referentes y que asumen una responsabilidad colectiva desde los comedores, las escuelas y los merenderos.
El Estado, a sabiendas que muchas veces tiene más ausencias que presencias en los barrios populares, puede ahora apoyarse en esas mujeres que cumplen un rol social y valorarlas salarialmente (reciben un haber a través del programa Potenciar Trabajo).
«El barrio cuida al barrio» refuerza la idea del aislamiento comunitario y valoriza la gestión comunitaria a la hora de satisfacer necesidades básicas.
Hay dos grandes líneas de acción: en las entradas y salidas de los barrios habrá promotoras que higienizan a las personas que llegan, les enseñan cómo desinfectar sus compras y promueven prácticas de autocuidado. Otros recorren casa por casa para entregar elementos de limpieza y de higiene personal, si faltan, y para hacer un mapeo sobre cuál es la población de riesgo y la posibilidad de aislamiento en caso necesario. Pero una cuestión importante también es lograr que no haya traslados continuos adentro o hacia afuera del barrio.
T: Cómo afectó las tareas del «cuidado» en tiempos de coronavirus?
CB: La pandemia desnudó las tareas del cuidado porque, a partir del aislamiento preventivo obligatorio, no se pudo contar más con personas cuidadoras a las que se las contrataba, como tampoco a las instituciones que, además de educar, cuidan, como la escuela. El coronavirus desnudó cómo se organiza el cuidado socialmente y hacia el interior de la casa, si hay corresponsabilidad a la hora de cuidar de todos los miembros de la familia o si recae exclusivamente sobre las mujeres. Todo eso quedó en evidencia y lo bueno es que se convierta en un tema de opinión pública para empezar a trabajar políticas que puedan organizar el cuidado de un modo más democrático, más allá de la cuarentena.
Es muy importante avanzar en políticas de profesionalización y valorización económica del cuidado, que sea una oportunidad de un puesto de trabajo para las mujeres, con derechos laborales y también una forma de resolver el cuidado de manera más democrática, y no únicamente para quienes pueden hacerlo económicamente.
Tenemos que trabajar en pos de una ley integral, en la cual el Estado se expida sobre cuáles son sus responsabilidades y sus obligaciones y los derechos que amplía a fin de garantizar el cuidado. El cuidado comprende a muchos sectores, tanto a la trabajadora que va a un cuidado domiciliario como también a quienes cuidan sin garantía de derecho. Es un universo muy grande y por eso es importante una ley que regule al conjunto y que el Estado determine qué puede ofertar en el sistema de cuidados.
T: Cómo se da el cuidado en una familia compuesta por trabajadores de la economía informal?
CB: Es el núcleo que más cuida y es el nudo de la desigualdad. El cuidado para esas mujeres, en general, no es un trabajo porque no tienen un reconocimiento salarial y no pueden prescindir de ese cuidado. No pueden contratar a alguien para que cuide a sus hijos y ese es el nudo de la desigualdad. Las mujeres más humildes son las que más cuidan porque no representa un trabajo y no pueden prescindir de eso a través de otras formas de organización social.