Chile y Venezuela enfrenar una relación bilateral de alta tensión producto de la operación de una banda criminal llamada «Tren de Aragua» que opera en el país trasandino y por el que ha visto crecer la tasa de homicidios de 4,5 por cada 100.000 habitantes en el 2018 a 6,7 en 2022.
Perú, Ecuador y Venezuela también son territorios de este grupo. En ese sentido, a inicios de abril, el primer ministro peruano, Gustavo Adrianzén, aseguró ante el Congreso que el Tren de Aragua se había convertido en el «enemigo número uno» del país y anunció la creación de un grupo especial de la policía para enfrentarlo.
El conflicto bilateral se produce cuando el ministro de Relaciones Exteriores de Venezuela, Yván Gil, tildó a la organización criminal Tren de Aragua como «ficción». «Ridículamente aparecen videos incluso de gente que dice ‘somos del Tren de Aragua’, con acento peruano, con acento chileno», comentó la autoridad venezolana.
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En Chile salieron rápidamente a responderle, entre ellos la ministra del Interior, Carolina Tohá, el canciller Alberto van Klaveren, y el subsecretario Manuel Monsalve, condenando el «negacionismo» de Gil.
Gabriel Boric también opinó y aumentó la tensión tras confirmar la decisión de llamar a consulta al embajador en Caracas, el paso previo para la ruptura de las relaciones diplomáticas.
Boric publicó en sus rede sociales que «las afirmaciones irresponsables del Canciller de Venezuela, desconociendo la existencia del Tren de Aragua, son preocupantes y constituyen un grave insulto a quienes han sido víctimas de esta organización y además, demuestran una falta de compromiso con la cooperación internacional necesaria en materia de seguridad, lo que no es justo ni tolerable».
Por lo tanto, continuó el chileno, «he tomado la decisión de llamar a consulta al embajador en Venezuela, Jaime Gazmuri, con el objetivo de recabar información detallada sobre la situación actual en el país e instruirlo a tomar todas las acciones que sean necesarias tanto ante el gobierno venezolano, como también ante organismos internacionales».
«Nuestro gobierno e instituciones policiales han dado cuenta de un compromiso irrestricto en garantizar una vida segura para todas y todos los ciudadanos de nuestra patria», culminó.
El Tren de Aragua es una organización internacional de origen venezolano que es liderada por Héctor Rusthenford Guerrero Flores, un criminal que escapó de la cárcel de Tocorón, en Venezuela, en septiembre de 2023 y que se mantiene con una alerta roja de Interpol vigente. El grupo tiene operaciones en buena parte del contienente y en Chile se ha detenido a varios de sus integrantes por delitos como homicidio, tráfico de drogas y explotación sexual.
Se formó con un colectivo del sindicato de construcción del tren en el estado Aragua, cobrando sobornos para colocar empleos dentro de la construcción entre el 2007/2010 nunca llegó a concretarse la obra por decidida según el Plan Socialista Nacional de Desarrollo Ferroviario de 2006 durante la presidencia de Hugo Chávez.
El Tren de Aragua ha sido responsable de asesinatos y extorsiones con el objetivo de aumentar el control territorial sobre el narcotráfico y el contrabando. Según autoridades, cuenta con aproximadamente 2700 miembros entre sicarios y personas que colaboran en labores de «inteligencia».
De acuerdo a InSight Crime, para 2018 el grupo contaba con más de doscientos miembros en libertad y miles más dentro de las cárceles venezolanas, como la cárcel de Tocorón en Aragua. Según diversas organizaciones, los orígenes de la banda se situarían en el descontrol en las cárceles de Venezuela, y la aparición de una figura dentro de las cárceles llamada el «pran», es decir, líderes máximos en movilizar temas económicos de una organización criminal.
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