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El cardenal Mario Poli, arzobispo de Buenos Aires y Primado de la Argentina, destacó hoy que «la solidaridad, la hospitalidad y fraternidad vuelven a surgir como valores que nos identifican», del mismo modo que el 25 de mayo fue en 1810, y aseguró que «no debe haber espacio para especular con las necesidades del pueblo».

Así lo expresó durante su homilía en el marco del tradicional Tedeum que, cada 25 de Mayo, se realiza en la Catedral metropolitana, en esta oportunidad sin público por las restricciones que rigen por la pademia de coronavirus, al cumplirse 210 años de la Revolución de Mayo.

Allí, al señalar que, en el actual contexto del Covid-19, no debe haber espacio para las especulaciones, Poli dijo que «tampoco hay lugar para llevar al terreno de las ideologías, posturas partidistas o intereses sectoriales, ya que se trata de decidir sobre la vida de todos los argentinos y, por lo tanto, se hace necesario preservar la unidad».

«Hace pocos días, el Papa Francisco manifestó: ‘Algunos gobiernos han tomado medidas ejemplares con prioridades bien señaladas para defender a la población. Es verdad que estas medidas molestan a quienes se ven obligados a cumplirlas, pero siempre es para el bien común y, a la larga, la mayoría de la gente las acepta y se mueve con una actitud positiva'», recordó el arzobispo de Buenos Aires.

Agregó, citando las palabras del Papa, que «los gobiernos que enfrentan así la crisis muestran la prioridad de sus decisiones: primero la gente» y remarcó que «esto es importante porque todos sabemos que defender la gente supone un descalabro económico».

«Sería triste que se optara por lo contrario, lo cual llevaría a la muerte a muchísima gente, algo así como un genocidio virósico. Contarnos entre los que cuidamos la vida como el don más precioso, nos enorgullece e identifica con el sacrificio de la generación que dio origen a lo que hoy somos como Nación», resaltó Mario Poli en su homilía, a puertas cerradas.

También destacó en este marco la «solidaridad» frente a lo «individual» ante la pandemia de coronavirus que -señaló- «hace volar todo por el aire».

También, destacó el trabajo de personal de sanidad, «limpiadoras, cuidadoras, transportistas, repositores y voluntarios», en su homilia, e hizo una comparación con la parábola del buen samaritano, leída minutos antes durante la celebración religiosa.

«En estos días estamos viendo una conmovedora representación de esta parábola. Sus actores son los miles de samaritanos anónimos que se echan al hombro la vida de los infectados y de todos nosotros. Con su silencioso y cotidiano sacrificio, son los que están escribiendo honrosas y conmovedoras páginas de la historia nacional», dijo.